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Libro de todas las cosas

Volúmenes con vasos comunicantes

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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IVÁN HERNÁNDEZ

La plataforma fue lanzada por la Fundación El Libro Total, ubicada en Bucaramanga, Colombia. Los textos reunidos aparecen como libros de tapas duras. Sus contenidos no son PDF subidos a la red; los programadores hicieron que se parezcan a libros de verdad.

Francisco de Quevedo escribió una pequeña obra titulada Libro de todas las cosas y otras muchas más, un divertimento en el que se encuentran desde consejos para la vida hasta un tratado de adivinación.

La autoridad del poeta, tan docto y experimentado en todas las materias, es incontrovertible. Cómo negarle razón cuando recomienda, por ejemplo, para obtener grandes cargos en la República, matar, robar y violentar puesto que “no hay mayores cargos”; qué objetarle cuando comparte, dentro de su guía para atisbar el futuro, las siguientes señales de agua: “ver llover, no tener para vino, ahogarte en ella”.

Quizá lo único que podamos objetarle es que su compendio de saberes se queda un tanto corto en su pretensión de abarcar todas las cosas. Las metas ambiciosas, si bien tienden a fracasar para buena parte de quienes las emprenden, suelen, y es el caso quevediano, dejar legados significativos.

Jorge Luis Borges, insigne lector, soñaba con un libro que lo contuviera todo, un volumen en el que se materializara el mundo de los vasos comunicantes, de historias paralelas y significados en apariencia independientes que se influyen, modifican y contaminan unas a otras hasta lograr que el producto final sea algo más que la suma de sus partes.

Tal es el objetivo de un proyecto cuyo nombre es inenarrable: El libro total. También se le conoce como la biblioteca digital de América. En sus estantes virtuales se reúnen más de 40 mil títulos de literatura clásica a los que se agregan desde imágenes y comentarios hasta voz y música. También hay diccionarios en 45 idiomas.

ORIGEN

La plataforma fue lanzada por la Fundación El Libro Total, ubicada en Bucaramanga, Colombia. Los textos reunidos aparecen como libros de tapas duras. Sus contenidos no son PDF subidos a la red; los programadores hicieron que se parezcan a libros de verdad.

La biblioteca tiene al frente a dos hermanos. Alejandro y Daniel Navas, el primero es el gerente de la fundación; el segundo dirige una editorial de libros bajo demanda.

El portal tiene tantos visitantes (hasta 70 mil en un día desde 146 países) como para que sean leídas más de 50 millones de páginas en un año. Más del 90 por ciento de esos millones corresponde a clásicos como Las mil y una noches, Alicia en el país de las maravillas, los cuentos de Edgar Allan Poe, las novelas de Stendhal, y así.

Disponible para el público desde 2006, la filosofía de El Libro Total es ofrecer a cada entendimiento un mundo de posibilidades multimedia.

El portal carece de ánimo de lucro. El equipo que lo mantiene define a su labor como “conservar el patrimonio de la cultura universal”. También es un proyecto de investigación enfocado a recopilar varias versiones (ediciones y traducciones) de cada libro y relacionarlo con su contexto cultural, social, económico, con sus lectores, con expertos, con artistas de varias disciplinas.

En los anaqueles virtuales aguardan obras de Aristófanes, Melville, Chéjov, Kipling, Esquilo, Horacio, Jenofonte, Shakespeare, Virgilio, Faulkner, Dumas, Zwieg, Conrad, Kierkegard, Sófocles, Stevenson y otros muchos más.

La plataforma ofrece al internauta la posibilidad de “regalar” algún título por correo electrónico. El obsequiante puede incluir una dedicatoria, escrita con una tipografía a su gusto, en la primera página.

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Foto: El Libro Total

EL LIBRO ENRIQUECIDO

Para forjar El Libro Total, según Alejandro Navas, lo primero fue una pregunta: “Si yo tuviera un libro mágico, ¿qué querría que tuviera”.

Un buen libro mágico, concluyeron, puede leerse a sí mismo, con buena voz. También deja las cosas claras, es decir, basta con seleccionar la palabra incomprendida y la novela o el cuento se convierte en un diccionario, ubica el término en cuestión y le dice a la persona su significado.

El acceso a los contenidos de cada volumen y sus extras es gratuito. La fundación ha conseguido que intelectuales y artistas se sumen al proyecto aportando conocimientos y obras que sirven para conectar a los textos con otros horizontes, en particular con aquellos que se han generado alrededor de los clásicos literarios.

Alejandro Navas considera que el proyecto funciona porque no depende de la tecnología sino de la gente. Es de las personas de quienes se nutre la plataforma, de individuos que donan su voz para convertir la prosa en audición, de músicos que compusieron y donaron piezas, de escritores y pintores que aportaron palabras e imágenes, de los dueños de los diccionarios, de los comentaristas y especialistas que escriben las notas, de los lectores que se dan tiempo para compartir algún conocimiento que tienen sobre el autor o el título. El Libro Total es algo más que la suma de esas y más partes, una biblioteca multirrelacional en la que se tienden puentes de un autor a otro, de una obra a otra: “es como una familia (...), todos los días crece”, expone el gerente Navas, y agrega que así se consigue una mejor experiencia para el lector, la presencia del “libro enriquecido”.

NOTAS OPORTUNAS

La tecnología y el diseño de la página permiten gozar al mismo tiempo de una lectura comparada (hasta cuatro idiomas si las versiones disponibles lo permiten) y comentada.

Las mil y una noches puede leerse en español, inglés, alemán y francés. Al principio de la edición gala, con Antoine Galland como traductor, viene una nota de Bruno Longoni, máster en estudios avanzados en Literatura española e hispanoamericana por la Universidad de Barcelona: “Me siento tentado a decir que prefiero la versión en francés de Galland a cualquier otra e, incluso, al original que, en su más auténticas formas escritas -después de todo, estamos hablando de una obra esencialmente oral- es pobre y aburridamente árabe”.

La Odisea es otro ejemplo de lectura comentada. Una nota inicial nos dice que la frase “Leo mi Homero” aparece en Las desventuras del joven Werther, de Goehte, y es prueba de la relectura y actualización de los clásicos griegos hecha por el romanticismo alemán.

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Foto: El Libro Total

Hay varias notas largas, como una reflexión de la traductora Sonia Cárcamo en la que nos presenta al personaje como el “hombre de las mil astucias”, un pacifista guerrero, un espécimen corajudo y leal en el combate, navegante-explorador, mentiroso, insolente, orgulloso, vanidoso, afrentador de los dioses, seductor, y demás.

La siguiente cita, extraída de Tras las huellas de Odiseo de Jean-Paul Mari, nos pinta el rasgo más heroico de Ulises:“Él sabe que su destino de humano es el de vivir su vida, intensa y aventurera. Después envejecer sabiamente rodeado de los suyos y asumir su destino. Odiseo rechaza ser un dios, escoge ser mortal, llevando así al más alto nivel el estatuto de nuestra humanidad. Establece un modelo de la condición humana, el carnal, moral y metafísico que perdura hasta hoy, Sí, Odiseo es nuestro primer hombre”.

Los comentaristas también nos recuerdan que Odiseo es el más humano de los guerreros griegos: no es hijo de dioses (a diferencia de Aquiles y otros más) sino que sufre, tiene dudas, infortunios, muestra dolor, es un individuo como todos los demás mortales.

Si durante el viaje de vuelta a Ítaca se detecta una voz desconocida, por ejemplo, Hélade, y la seleccionas, la aventura se convierte en el libro Personajes y lugares en la historia de Troya de M. Clarke. Ahí te enteras de que Hélade es el nombre primitivo de una zona de Tesalia, que luego sirvió como nombre para todo el conjunto de regiones que formaban la antigua Grecia.

También aparecen referencias de otro tipo. Sonia Cárcamo comenta que la película O brother, where art thou? (2000) presenta a George Clooney como “un Odiseo atípico, pero universal, un cíclope como vendedor tuerto de biblias, Poseidón como un sheriff, Tiresias como un negro viejo, (...) y hasta las sirenas como adorables mujeres bien acomodadas cantando como tales”, así se recrea un clásico a la manera de los hermanos Coen.

Alejandro Nava tiene claro el porqué de su apuesta por los clásicos: “la literatura le cambia la vida a la gente, no cambia a la gente, le da las herramientas para que pueda hacer procesos de cambio”. Frente a un libro total sólo queda guardarse en la contemplación de todas las cosas y un pilón.

Twitter: @ivanhazbiz

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