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Papá gobierno

Se dice, y no sin razón, que los romanos conquistaron a los griegos con las armas, y los griegos hicieron lo propio con los romanos, pero por medio de la cultura; y aunque todavía en nuestros tiempos el derecho romano es una columna de la jurisprudencia, fueron los antiguos griegos quienes, desde el período arcaico (siglos VIII al V, A.c.), hicieron los primeros intentos por lograr la democracia como forma de gobierno, en el que las decisiones políticas son tomadas por la mayoría, y dar relevancia al concepto de igualdad en el poder, toda vez que, poder significaba dignidad política, por encima de las diferencias de riqueza y estatus social.

Debemos entender que a lo largo de la historia, la democracia no siempre ha sido la forma de gobierno preferida por los pueblos; y que la forma de la democracia ha variado en muchos aspectos de su forma original, pues ni las elecciones libres, ni los partidos políticos le eran propios.

El concepto “república” generalmente se asocia al de democracia, pero en esencia son distintos en principios, pues el primero alude al gobierno de la ley; mientras el segundo, al gobierno del pueblo; sin embargo, en México y en el país vecino del norte, la república como sistema de gobierno implica teóricamente un equilibrio entre poderes, en los que la autonomía de éstos es determinante para el funcionamiento de la democracia.

Vemos, por ejemplo, como el poder del presidente Trump es acotado por el Congreso, en cuanto que, unas veces los demócratas, otras los republicanos suman mayoría para aprobar o rechazar los proyectos del presidente; lo mismo que jueces de la Corte Suprema: “Un juez rechaza la petición de bloquear la orden de Trump para…”, “Gran revés para Trump: la Justicia federal rechazó su apelación al…”, ”Corte Suprema rechaza petición de Trump para quitar ciudadanía a…”

Aquí en México, ¿Cuándo hemos leído una nota en la que el Congreso se oponga a una iniciativa presidencial? o ¿cuándo un juez ha rechazado una petición del Ejecutivo?; por el contrario, pareciera que hay un afán por quedar bien con el presidente, y si con hechos no hay una adulación explícita, sí la hay en la actitud sumisa, en el silencio de complicidad, en la mirada de soslayo, en la aceptación tácita de las ideas del titular del Ejecutivo, lo que hace del sistema republicano federal, un sistema presidencialista, en donde los deseos del presidente son órdenes para los gobernadores, incluso de filiación panista o perredista, quienes llegan a someterse al sistema, mediante coerción económica: Si te portas bien, te doy los recursos que me pides.

La Conago, Conferencia Nacional de Gobernadores, es una reunión en la que se establece una agenda común, y se procura y recomienda un diálogo propositivo y respetuoso (de sumisión) frente al Ejecutivo, a fin de fortalecer el pacto federal y trabajar de manera integral; en otras palabras: si quieres tener recursos suficientes para hacer obras en tu estado y quedar bien como político, acata sin chistar lo que de “arriba” te sugieran u ordenen; porque de otra manera te subirán la canasta.

En el actual y arcaico sistema, el presidente es el papá proveedor, al que se le debe respeto y merece pleitesía. Por eso, hoy por hoy, desconcierta la actitud de Javier Corral, gobernador de Chihuahua, que se ha salido del corral y da patadas al pesebre, y en un intento por rescatar su dignidad ha puesto al descubierto el juego sucio de financiamiento del PRI. Ha decidido combatir la impunidad y la corrupción; pero ante su “delito” de haber roto las reglas del juego, viene el castigo (la retención de fondos federales). La pregunta es: ¿Podrá David vencer a Goliat en estos tiempos?

Héctor García Pérez

Comarca Lagunera

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