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CAMBIOS CONTABLES EN ARRENDAMIENTOS

ÁNGEL CHÁIREZ

El Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera A.C., organismo independiente encargado del desarrollo de la normatividad contable mexicana, emitió recientemente la Norma de Información Financiera (NIF) D-5 "Arrendamientos", vigente a partir del 1 de enero de 2019 (aunque se permite su aplicación desde 2018) y que es convergente con los principios de su homóloga internacional, NIIF 16, que entra en vigor en la misma fecha.

En el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) anticipamos que los cambios contables que originará su adopción, una vez que sea total, afectará la forma en que se interpretará la información financiera, por lo que el entendimiento pleno de sus implicaciones es de interés para preparadores, inversionistas y reguladores, entre otros.

Actualmente, los pagos por el uso de activos contratados vía arrendamientos operativos o "puros" y la obligación por los plazos forzosos contratados, se mantienen fuera de balance y se registran directamente en el estado de resultados de manera lineal, conforme se pagan.

La nueva norma requerirá a las empresas cuantificar el valor que representan los derechos de uso de los activos, reportándolo en el balance general como parte de sus activos a largo plazo, y reconociendo también un pasivo resultante de la obligación de pago por el plazo contratado a valor presente.

Los gastos por rentas, como se presentan actualmente, dejarán de reportarse como tal, sustituyéndose por la depreciación del activo reconocido como derecho de uso y un costo financiero (interés) proveniente del pasivo asociado.

La NIF D-5 contempla una excepción para poder seguir registrando un gasto lineal, pero sólo será aplicable a arrendamientos cuyo plazo máximo sea de 12 meses.

Es decir, los efectos que se podrán notar en los estados financieros son: el incremento de activos no circulantes, el aumento de los pasivos, tanto a largo como a corto plazo y la conversión del anterior gasto por rentas en el estado de resultados, a un gasto por depreciación y otro por intereses.

Ahora bien, ¿cómo afectará esto la interpretación de la información financiera? En principio, al modificarse las cifras de las empresas, también podrían cambiar de forma importante las métricas de desempeño financiero que son comúnmente utilizadas para la toma de decisiones.

Es cierto que las empresas podrán lucir con mayores activos totales; sin embargo, también estarán más endeudadas tanto en el corto como en el largo plazo, por lo que el índice de apalancamiento podría verse comprometido.

Otro efecto esperado es la métrica de desempeño financiero conocida como EBITDA (utilidades antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización), que incrementará como resultado de la eliminación del gasto por rentas (gasto operativo), ya que se calcula excluyendo el gasto por depreciación del derecho de uso y el costo financiero.

Como puede verse, las decisiones que se tomarán a partir de los estados financieros que incorporen la nueva normatividad, podrían ser distintas de las que se habrían tomado, de no incorporarse estos cambios contables.

En el IMEF creemos que estos cambios son positivos, pues favorecen la transparencia, al reconocer los compromisos de pago de arrendamientos que actualmente se informaba en los estados financieros de una forma menos evidente.

La adopción de la nueva norma y el proceso de transición requerirán que los ejecutivos financieros analicen las mejores opciones para mitigar los efectos adversos en la información financiera.

Presidente del Comité Técnico Nacional de Información Financiera del IMEF Correo electrónico: [email protected]

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