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EL TRIUNFO DEL OLIMPISMO

EDUARDO SEPÚLVEDA

En medio de un ambiente tenso, casi casi de guerra entre las dos Coreas y el resto del mundo, sumado al tremendo escándalo por el caso del dopaje masivo de deportistas rusos bajo el presunto amparo del gobierno, las grandes historias se niegan a desaparecer.

Cuatro mexicanos emprendieron el viaje a la lejana península asiática para cumplir un sueño. Para grabar su nombre en la historia. Para cumplir el reto del hombre: trascender.

Uno de ellos atrajo las miradas del mundo; robó empatías.

Germán Madrazo, de apellido poco célebre en la política mexicana -de alguien recordado como un personaje que llevó la trampa a la justa deportiva-, cumplió con la dura prueba de los 15 mil metros en el esquí de fondo en los Olímpicos de Pyeongchang.

El mexicano quedó en el último lugar, el 116, pero lo que hizo significó un triunfo personal al sólo haber entrenado durante un año para ir a la máxima competencia.

Madrazo se ganó el respeto de todos y le alcanzó el aire para cruzar la meta con una sonrisa y la bandera tricolor ondeando en lo alto. Ahí, en el final de su travesía, lo esperaban sus amigos, los que hizo durante ese año de clasificación hacia los Olímpicos de invierno. Porque para ir a Corea tuvo que viajar antes por varios puntos del mundo y así ganarse un lugar en la justa olímpica.

Un chileno, un tongano, un colombiano y un ecuatoriano estaban incluidos en ese peculiar equipo de los que no iban por el podio; lo suyo es escribir historias.

Hasta el campeón de la prueba, el suizo Dario Cologna, se acercó a saludar y felicitar a los otros ganadores, los que supieron llegar sin prisa.

Tres competidores no completaron la prueba. Entre ellos no iba el mexicano.

"La moraleja es que nunca hay que dejar de luchar. Nunca es tarde para empezar y que solamente se es viejo cuando se quiere ser viejo", fueron las palabras finales de Madrazo, de 43 años de edad.

Ayer, Rodolfo Dickson se unió a la lista de deportistas mexicanos que terminan una prueba en los Olímpcios de invierno. El joven de 20 años de edad terminó en el lugar 48 (de 110 competidores) en el eslalon gigante (35 no completaron la prueba).

Dickson quedó huérfano a los 9 meses de nacido y fue adoptado por una pareja canadiense a los 3 años.

Hoy, puede decir que participó en unos Juegos Olímpicos. "Sí, yo creo muchas veces tu destino existe ya, pero tienes que trabajar", dijo.

Espero que estas historias de triunfo inspiren al joven Meza (aprendiz de la vida aún), que se dé cuenta que aún rodeado de obstáculos, se puede dejar la nave cuando esta parece condenada a caer.

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