Las acusaciones formalizadas el viernes por el fiscal especial de la trama rusa, Robert Mueller, provocaron ayer el primer encontronazo entre Estados Unidos y Rusia, y fue durante la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC).
En pleno foro, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Herbert Raymond McMaster, dijo que son "incontrovertibles" las evidencias presentadas por Mueller contra trece ciudadanos rusos y tres entidades rusas, a las que el fiscal especial acusó de lanzar "una guerra informativa" con la finalidad de intervenir en las elecciones presidenciales de 2016.
Pero no quedó ahí. A pesar de que el informe de Mueller no vincula hasta el momento a los acusados con el Kremlin, McMaster señaló al gobierno ruso de tratar por distintos medios de "socavar las democracias en occidente".
La respuesta del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, no se hizo esperar. El diplomático del Kremlin aseguró en la conferencia, aunque en un acto separado, que las acusaciones sobre la implicación rusa eran mera "palabrería" ante la ausencia de evidencias.