Tras el anuncio de la derrota del Estado Islámico en Siria en diciembre pasado, se esperaba que la paz llegara a ese país del Oriente Medio. No obstante, esta semana los ataques en distintos frentes se han recrudecido.
El pasado 3 de febrero Rusia bombardeó una zona controlada por el grupo yihadista Jabhat Al Nusra, luego de que una aeronave rusa fuera derribada y el piloto asesinado. Se reportaron 30 muertos.
El 8 de febrero, fuerzas aliadas encabezadas por Estados Unidos atacaron a tropas irregulares que respaldan al gobierno de Siria de Bashar Al Assad, con un saldo de unos 100 muertos.
El viernes, Turquía bombardeó un enclave de fuerzas kurdas en el norte de Siria, con un saldo preliminar de 108 muertos. Ayer sábado, un helicóptero turco fue derribado por los kurdos.
Ayer mismo, fuerzas de Israel atacaron objetivos iraníes y sirios cerca de Damasco tras el derribo de un avión israelí por parte de tropas de Siria, quienes han respondido a las agresiones. Hasta ayer no se habían especificado cifras mortales.
Por si fuera poco, al menos siete personas murieron y 26 resultaron heridas por la explosión de un artefacto explosivo en la provincia septentrional siria de Idleb.
Se calcula que en siete años de guerra civil en Siria han muerto más de 400,000 personas y cinco millones han salido del país.
