Nos encontramos prácticamente, a tres días del partido grande de la NFL y lo primero que se viene a la mente es que, desde que se dé la patada inicial, se palpa como un encuentro desigual pero hay que reconocer que Filadelfia, se encuentra en estos instantes con merecimientos propios porque demostraron que a ellos, nadie les hizo un regalo a través de una temporada con 13-3 porque parecía se iban al tobogán después de que Carson Wentz, le dijo adiós al calendario.
Si hay algo que se agradece a los Patriotas, es que, en los partidos de Súper Tazón con Tom Brady, los encuentros resultan interesantes incluso los dos que perdieron con los Gigantes y de lo único que recuerdo cuando un mariscal de campo sustituto llega al encuentro que paraliza como es ahora el caso de Nick Foles, fue la edición XXV donde Jeff Hostetler, entró de relevo en lugar de Phil Simms y llevó a los Gigantes a conquistar el trofeo Vince Lombardi en Tampa después de que Scott Norwood, falló un gol de campo lo que le hubiera dado el campeonato a los Bills y hasta pareció, que las brujas se apoderaron del equipo de Marv Levy porque después, perdieron los siguientes tres Súper Tazones en contra de los Pieles Rojas y dos en contra de los Vaqueros.
Una organización que busca conseguir su sexto título ante una escuadra que viaja por tercera ocasión al Súper Bowl, se nota más del lado de los actuales campeones aunque de acuerdo a lo que tienen, se podría ver que resultaría más equilibrado sin embargo, es complicado descubrir un punto flojo a un equipo que dirige Tom Brady.
Los Patriotas terminaron la temporada como los primeros en yardas y segundos en ofensiva terrestre y la mezcla de Brady con Gronkowski que por cierto ya entró otra vez en actividad después del guamazo que le dio el profundo Barry Church de los Jaguares, así como cuando se combina con Brandin Cooks y Danny Amendola y los corredores Dion Lewis y James White, podría marcar diferencia.
Las Águilas enseñaron ser una escuadra que va por todos los campos del emparrillado y se veían poderosos conducidos por Carson Wentz y era obvio el pensar que, tras la lesión de su pasador titular, en estos momentos estarían buscando un lugar donde asar la carne el domingo con los compas y disfrutar del encuentro pero Foles se puso las pilas y con una buena dirección, ha metido al equipo de Doug Pederson en donde todos desean incluyendo los 38 puntos ante los Vikingos en la final de la NFC.
La defensiva de Nueva Inglaterra, comenzó la temporada de manera adversa aceptando 32 puntos en promedio en los primeros cuatro partidos no obstante, Matt Patricia arregló las cosas por lo que, posteriormente, el pelotón se asentó y solo toleraron no más de 20 puntos en una secuencia de ocho partidos a mitad de la campaña pero se aferraron a su tesis de doblarse pero no romperse a tal grado de que solo han robado un balón en los últimos seis partidos.
En la semana catorce, Filadelfia perdió a Carson Wentz pero la defensa, indemnizó la falta de su mariscal titular y bajaron el telón ya que, en los últimos cinco juegos, solo han permitido más de 10 puntos en una sola ocasión y durante la temporada, tuvieron otras cuatro batallas de esa magnitud y gracias al trabajo de Jim Schwartz que tiene una filosofía de ser agresivo contando con elementos de tal poder como el liniero Fletcher Cox y el ala defensivo Brandon Graham.
