Con afecto para Valeria Núñez y Érick Ibarra alumnos de 1° "F" de la Preparatoria Villa de Matel en su cumpleaños del próximo martes 30 de enero.
Cuando ya nos encontremos de pie en este domingo 28, ya se sabrá quién se ha llevado la gloria en el primer Grand Slam de la gira de la ATP porque del otro lado no del charco, sino más bien de hasta donde dio vuelta el aire, Roger Federer sembrado como el número dos del mundo, se topa con Marin Cilic por la inmortalidad en el primero de los cuatro grandes del año del tenis después de que, el año pasado, ya se vieron las caras en la final de Wimbledon donde el suizo tuvo que hacer gala de su mejor repertorio para vencer a la torre croata.
Siempre había pensado que, la estrella que más brillaba en el deporte blanco, era y hasta creía que quizá ya no estaríamos aquí cuando surgiera otro como él, permanecía en la figura de Pete Sampras porque los que tuvimos la fortuna de ver al norteamericano cuando prácticamente era la bandera principal de esta disciplina por su manera de derrochar pura calidad, lo que vendría después ya sólo se trataba de un complemento para dejar este deporte en sana paz.
Pero tengo que reconocer que con Roger Federer, las cosas han cambiado por lo que le ha otorgado una finura sin precedente a esta rama lo que convierte en el más sobresaliente jugador que ha pisado las canchas y más aún, si se le agrega la manera de ser porque se nota de que no es un jugador tan soberbio como vimos algunos, ya sea en John McEnroe y el rumano Ilie Nastase.
Cilic tiene una marca de 1-8 en contra del suizo el cual, la única victoria llegó en las semifinales del Abierto de Estados Unidos hace cuatro años y ya después, se despachó al japonés Kei Nishikori en la final lo que se mantiene como el único título grande, pero sin duda, tendrá a un Federer que anhela a continuar alargando su trayectoria para convertirse en el primer jugador con veinte títulos de Grand Slam.
Y la verdad sea dicha, Roger Federer no está presionado para darle cuentas a nadie, sino más bien, para continuar seduciendo con su talento, personalidad y su elegancia teniendo enfrente, a un croata ansioso por demostrar que, lo que ocurrió en Nueva York en el 2014, no fue producto de la casualidad y que busca, con pasión, convertirse en el ejecutor del maestro y llevarse a sus vitrinas, el Abierto de Australia que podría ser histórico.
El suizo ya sabemos que se las gasta solo porque difunde una certeza y confianza en su juego que su victoria se da por un hecho porque la serenidad se transmite al alma de todos sus seguidores encontrando una satisfacción ante un propósito que hace dos años, parecía absurdo, por lo que se encontraba sólo a tres sets de cumplirse.
El de Basilea no dejó escapar ningún set en todo el torneo y hasta parecía que requirió de su mejor tenis y jugando con el freno de motor puesto nada más acelerando cuando necesitaba apretar; así de simple.
