La posición de PC29 y los organismos que integran Alianza Anticorrupción Coahuila fue clara a cada paso de la conformación del Sistema Estatal Anticorrupción: denunciamos irregularidades, señalamos omisiones y exigimos transparencia y máxima publicidad en cada momento del proceso. Es bien conocido también que miembros de nuestra organización y otras de Alianza participaron en las convocatorias para integrar el Comité de Selección y el propio CPC, aun sabiendo que la intención del ejecutivo y el legislativo anteriores no era la de formar un sistema legítimo, ciudadano, eficaz o eficiente, sino cumplir con un trámite mandado por la federación, garantizando el menor daño posible a sus estructuras de poder y redes de corrupción.
Así pues, de la noche a la mañana, se construyó un SEA que nació entre la desconfianza y la decepción de la sociedad civil en Coahuila, por la imposibilidad de concretar espacios para el diálogo con las autoridades sobre el tema o de participar en el marco de un proceso realmente democrático. Pasado el trago de la frustración, ahora nos disponemos a evaluar al Sistema, tal como quedó armado, para continuar demandando el derecho a la participación verdaderamente ciudadana.
En este espíritu, PC29 recibió el pasado lunes 22 a los cinco miembros del Consejo de Participación Ciudadana. Manuel Gil Navarro (actual presidente del Consejo) Adolfo Von Bertrab, Ana Solís Gaona, María de Lourdes de Koster y Carlos Rangel Orona estarán encargados de realizar propuestas sobre las políticas anticorrupción en el estado, proponer proyectos de coordinación entre las instituciones que conforman al Sistema y proponer indicadores y metodologías para la medición y el seguimiento del fenómeno de la corrupción.
El presidente del CPC, a su vez, también encabeza el Comité Coordinador del Sistema. Es decir, que como advertimos desde el año pasado, la relevancia de conformar este CPC con perfiles sólidos, independientes, autónomos y capaces radica no sólo en la garantía de que ellos realicen su trabajo en el Consejo cabalmente, sino que eventualmente ellos coordinarán a todas las instancias, incluso a las judiciales, como cabezas del Comité Coordinador.
Ahora bien, ¿quién vigilará a los vigilantes? Ahí estriba la importancia de seguir participando. Como ciudadanos, como organizaciones de la sociedad civil, como instituciones académicas, debemos abocarnos a la tarea de construir y aportar, señalar cuando sea necesario, presionar y demandar cuando no exista otra manera y los intereses de la sociedad se vean afectados. Por ello, como diferentes expertos han apuntado, debemos adueñarnos poco a poco de los escasos espacios ciudadanos, contribuir al diseño y la reestructura de las instituciones hasta que al poder no le quede más remedio que cambiar el modus operandi y deshacerse de los vicios a los que están acostumbrados. Un primer paso para PC29 ha sido entablar una relación con el CPC para retroalimentar su plan de trabajo, mantener reuniones periódicas, recibir y comunicar informes de avances y resultados, así como elaborar propuestas y señalar posibles obstáculos.
En este sentido, la labor del CPC en su primera versión puede ser tan relevante o tan efímera como la sociedad civil esté dispuesta a acompañar o soltarlos. De nosotros no depende el comportamiento de los funcionarios, pero sí está en nuestras manos la transformación (que no se dará de un día para otro) de la ciudadanía y su vinculación con el desarrollo del estado.
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