Esta semana se llevó a cabo la Cumbre anual de líderes del Foro Económico Mundial, en donde se está debatiendo principalmente el apoyo al libre comercio, la globalización y el liberalismo económico y en franco rechazo al proteccionismo reeditado a través de Trump y el Brexit. En Davos se está poniendo sobre la agenda del mundo los temas de la colaboración multilateral y la colaboración para el crecimiento de las economías. Desde la óptica de la canciller alemana Angela Merkel se debe seguir avanzando primero en el fortalecimiento del mercado único y en segundo término consolidar la unificación bancaria y la protección de datos como nuevos ejes rectores de la visión económica mundial.
Por su parte, el otro líder europeo y rockstar del momento Emmanuel Macron, presidente de Francia, solicitó diseñar una estrategia de 10 años para redefinir el papel global que jugará Europa frente a China y Estados Unidos. También pidió un nuevo pacto mundial que logre una globalización más justa con la participación del sector privado que fomente inversiones, busque una distribución más justa del valor agregado y fomente la educación.
También se informó en el marco de esta reunión de la consolidación para marzo de El Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP-11) versión moderna del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP), mismo que rechazó Estados Unidos a principios de 2017 y que en esta nueva edición contará con México, Canadá, Chile, Perú, Australia, Brunei, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam, y que en conjunto reunirá aproximadamente el 15 por ciento del Producto Interno Bruto Mundial
Es decir, que mientras en el mundo se sigue apostando por las colaboración económica y la visión conjunta de largo plazo mediante un mejor sistema bancario acorde a los nuevos tiempos, la protección de datos tan necesario en tiempos de internet y con una visión social y de largo alcance, en norteamérica se continua con la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en un escenario de gran incertidumbre sobre su futuro.
Y es que aun antes de iniciar la sexta ronda de estas negociaciones que son determinantes para México, Estados Unidos estaba anunciando la aplicación de aranceles en lavadoras y celdas solares de procedencia mexicana aun en contra del propio espíritu del acuerdo comercial y que por cierto sigue vigente. También al inicio del encuentro parece que los negociadores que van por parte de Estados Unidos no ceden es sus demandas de eliminar el mecanismo de solución de controversias, a modificar las reglas de origen del sector automotriz para que se eleve en 85% el contenido regional del cual el 50% sea estadounidense, la incorporación de cláusula de extinción o sunset y la aplicación de aranceles temporales a exportaciones agropecuarias de México al parecer son un franco retroceso a la visión de libre comercio y que dificultarán las negociaciones.
Bajo el escenario mundial planteado en Davos y las dificultades propias de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte desde nuestra óptica México deberá seguir avanzando sobre la consolidación de una economía abierta y sin perder de vista los cambios económicos que ya se están presentando en la economía mundial a través de la nueva logística, la comunicación y las energías limpias que serán determinantes en la transformación comercial del mundo en los próximos años, donde el uso de internet, las redes de colaboración, la producción de autoconsumo, el acceso a nuevas tecnologías comunitarias y la consolidación de una parte del sector financiero sin participación de intermediaros públicos o privados será determinante para que nuestra nación sea exitosa o no en el futuro inmediato.
