Justo Sierra Méndez nació el 26 de enero de 1848 en Campeche, su padre fue el novelista e historiador Justo Sierra O’Reilly (1814-1861), de acuerdo con el perfil biográfico publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
En 1861, tras la muerte de su padre, se trasladó a la Ciudad de México. Fue ahí donde estudió en el Colegio Franco-Mexicano y el Colegio de San Idelfonso, del que se graduó como abogado en 1871, publicó el sitio electrónico 100.unam.mx.
En esa época, se incorporó a importantes círculos intelectuales y literarios, conformados por personalidades como Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), Manuel Acuña (1849-1873), Guillermo Prieto (1818-1897) y Luis Gonzaga Urbina (1868-1934).
Hacia 1868 escribió sus primeros textos, en El Renacimiento publicó por entregas la novela El ángel del porvenir; y en El Monitor Republicano sus Conversaciones del domingo, posteriormente recopiladas en el libro Cuentos románticos.
En colaboración con Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895), Francisco Sosa (1848-1925) y Jesús E. Valenzuela (1856-1911), fundó la Revista Nacional de Letras y Ciencias, donde se publicó su libro La evolución política del pueblo mexicano.
Colaboró, además, en publicaciones como El Domingo, El Siglo XIX, La Libertad, del que fue director, La Tribuna y El Federalista.
También, dirigió la redacción de diversos libros de historia para la educación primaria, como México, su evolución social (1900-1902) y Antología del Centenario (1910).
Como educador, promovió el cambio del concepto instrucción por el de educación, la unificación lingüística del país, la autonomía de los jardines de niños, el reconocimiento del magisterio al nivel superior, un sistema de becas para los alumnos destacados y la difusión de las bellas artes, de acuerdo con el portal biografiasyvidas.com.
A lo largo de su vida ocupó diversos cargos públicos, fue diputado en el Congreso de la Unión, magistrado de la Suprema Corte de Justicia, subsecretario de Instrucción Pública y ministro Plenipotenciario en España.
Entre 1905 y 1911, fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. Con este cargó fundó, en 1910, la Universidad Nacional de México, un proyecto por el que había luchado desde 1881, cuando realizó su primera propuesta ante el Congreso de la Unión.
Durante la inauguración, pronunció un discurso en el que trazó las orientaciones del futuro cultural del país. En ese mismo año, la institución educativa le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa.
Asimismo, el pensador mexicano presidió la Academia Mexicana de la Lengua (1910-1912), de la que fue miembro de número desde 1887.
Justo Sierra, quien falleció el 13 de septiembre de 1912, fue un prolífico literato, escribió poesía, prosa poética, teatro, crítica y artículos literarios, periodismo político, discursos, libros de viajes y ensayos.
Entre sus obras destacan la pieza teatral Piedad (1870), Compendio de historia general (1878), Compendio de la historia de la antigüedad (1880), Confesiones de un pianista (1882), Manual escolar de Historia General (1891), Catecismo de Historia Patria (1896), Cuentos románticos (1896), la trilogía Evolución política del pueblo mexicano (1900-1902) y Juárez. Su obra y tiempo (1905-1906).
De manera póstuma se publicaron Prosas (1917), Poemas (1917), Discursos (1919), Poesías 1842-1912 (1937) y Evolución política del pueblo mexicano (1940), además de numerosas ediciones de sus piezas literarias.
