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Circunstancias

Nuestras circunstancias y nuestro destino

El artículo de hoy es sobre nuestras circunstancias, ambas, las de tipo biológico y ambientales, y su influencia en nuestro destino y éxito en la vida. También, comentaré brevemente sobre una tercera opción que tiene que ver con la fuerza de voluntad o libre albedrío. Por circunstancia de tipo biológico, me refiero a todo aquello que poseemos en nuestra persona como resultado de nuestra herencia genética o características innatas. Por ejemplo, la altura, el color de piel y ojos, la capacidad de analizar y sintetizar conceptos, talentos especiales como dibujar, cantar, habilidades físicas, etc. Por circunstancias ambientales, me refiero a aquellas situaciones en nuestra vida diaria que tienen impacto en nuestra salud física, mental y social y que forma parte de nuestro alrededor, por ejemplo, la condición del clima, un accidente, el ambiente de trabajo, un encuentro con algo o alguien, etc.

Mi inspiración para desarrollar este tema fue un artículo escrito por uno de mis columnistas favoritos del periódico New York Times: David Brooks. El Sr. Brooks había dicho en una de sus columnas que las personas que tienen éxito en la vida son influidos por sus circunstancias externas más que las características de su propio carácter. Esto es, la gente grande y sobresaliente, no necesariamente son grandes por naturaleza, sino que son resultado de una combinación de oportunidades que fueron dadas a través del tiempo y de alguna manera. Aparte de ser gente con habilidad de enfocar su atención en sus metas y no distraerse con estimulación que no es productiva, personas que se desenvolvieron en el lugar ideal, en un tiempo adecuado, y alrededor de la gente apropiada, tienden a encaminarse a situaciones exitosas. De acuerdo al Sr. Brooks, no siempre podremos tener o ser quien queremos ser a menos que nuestras circunstancias sean favorables. Entonces, la pregunta es: ¿hasta que grado nuestras oportunidades en la vida, y/o nuestra personalidad o carácter, son factores determinantes de nuestro destino? Este tema ha sido discutido en muchos foros informativos y las perspectivas por supuesto han sido diversas. Varias disciplinas como la Psicología, la Filosofía, la Biología, y la Religión, entre otras, ofrecen perspectivas muy específicas a su campo.

Para ilustrar el caso de la influencia de circunstancias en la vida de una persona, les comparto el caso de un piloto profesional de autos de carreras a quien tuve como interno en una de las prisiones en Ohio donde trabajé como Director. Esta persona, durante su niñez y adolescencia, tuvo las condiciones ideales para tener éxito en términos materiales, de salud y de apoyo emocional en casa, y un desenvolvimiento social estable. El hombre, quien mostraba una inteligencia arriba del promedio, empezó a ser reconocido en el ambiente deportivo hasta que un día, durante una de sus carreras, tuvo un accidente serio. El piloto había sufrido quemaduras graves y lesiones serias en su columna vertebral. Las lesiones dejaron secuelas permanentes al grado que abusó de drogas para tratar el dolor, haciéndose adicto a ellas y más tarde involucrándose en su venta ilegal, y por consiguiente, su encarcelamiento.

Cuando platiqué con él, sufría no solamente del dolor físico crónico debido a las lesiones, sino el dolor psicológico de ver su vida destruida en relación a las circunstancias que habían estado, hasta cierto grado, fuera de su control, en este caso, el accidente. Claramente, esta persona culpaba sus circunstancias ambientales para explicar su percepción de fracaso en la vida, y no podía ver ese fracaso como resultado de sus propias decisiones, es decir, la elección de una profesión con altos riesgos y el hecho de vender drogas. La circunstancia vivida, en este caso el accidente, provocaron serios problemas que le hicieron cambiar un estilo de vida al transformarse en una persona discapacitada. Pero en realidad lo que había determinado a dedicarse al crímen y terminar privado de su libertad había sido la decisión de inclinarse por lo ilegal o la falta de fuerza de voluntad por una vida honesta.

La tercera perspectiva, la cual mencioné al principio, establece que ni es el carácter determinado por factores genéticos ni tampoco nuestras circunstancias ambientales lo que determina nuestro destino, sino nuestra fuerza de voluntad o libre albedrío. De acuerdo a esta postura, la persona es responsable de sus propias acciones, ya que tiene la opción de decidir por sus actos. Esta postura me parece práctica sólo hasta cierto grado, ya que existen situaciones que son determinadas biológicamente, por ejemplo, en el caso de ciertas situaciones mentales como la demencia, esquizofrenia o depresión clínica, en donde la persona carece de la capacidad de buen juicio para tomar decisiones. El caso de una persona con una depresión clínica aguda que se suicida sería un buen ejemplo de una reacción afectiva anormal e irracional o fuera de la realidad.

Para mí, una capacidad de juicio efectiva relacionada a una personalidad madura y estable, y de acuerdo al Sr. Brooks, más el hecho de estar en el lugar ideal, en un tiempo adecuado y alrededor de gente que ayude al desarrollo personal, son la formula para asegurar éxito no solamente a nivel profesional, sino a nivel personal en general. Existen casos donde el elemento de madurez, buen juicio y otras cualidades están presentes en la persona, sin embargo, las oportunidades no son favorables, por lo tanto, las probabilidades de éxito son reducidas. Para mí, esto no se debe a la mala suerte o a la falta de ayuda de una fuerza divina, simplemente son las circunstancias que tuvieron un impacto desfavorable.

En conclusión, decir que nuestro destino o éxito en la vida está determinado por nuestras circunstancias ambientales o nuestra herencia biológica, o la combinación de ambas, no es suficiente. Cierto, estos dos elementos son esenciales, sin embargo, muchas veces, como en el caso del piloto de auto que mencioné hace un momento, existen situaciones donde tenemos la opción de decidir basado en una buena capacidad de juicio y en la fuerza de voluntad o libre albedrío. Hay mucho más que comentar sobre este tema, pero lo dejaremos para otro artículo. Saludos y gracias por su atención a esta columna.

  Por: Lic. Francisco Pineda, MDO, MSA

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