El vanguardismo de Rojkind

Dentro de su caos, considera el fundador de RA, la Ciudad de México posee un grado de complejidad que lanza constantes retos al ciudadano. Es decir, los habitantes deben estar en alerta todo el tiempo respecto a los fenómenos que acontecen en la urbe.

Michel Rojkind nació en la caótica Ciudad de México el 18 de diciembre de 1969. Desde chico destacó por su capacidad para apreciar su entorno. En su niñez le fue diagnosticado déficit de atención. Sus padres le regalaron una batería para aminorar este padecimiento.

Es conocido el paso de Rojkind por el mundo musical. Durante varios años fue baterista de Aleks Syntek. Económicamente le iba bien, pero por recomendación de su madre decidió estudiar arquitectura en la Universidad Iberoamericana.

En los noventas, la vida de Michel fue un ir y venir entre la facultad y las giras musicales. En lapsos de tiempo muy cortos se trasladaba de las aulas de la universidad a los mantos lumínicos de los escenarios. Rojkind ha señalado que la sociedad lo cuestionó por su decisión y que algunos profesores llegaron a menospreciarlo debido a su profesión musical, pero, contrario a lo que se pueda pensar, el baterista nunca tuvo dificultad en afrontar ambos retos. La oposición de su entorno lo incitó a superarse.

Un día, un cliente le ofreció comisionarlo para construir una casa. Michel se quedó pensativo esa tarde y tomó una decisión: dejar de lado las percusiones y enfocarse de forma plena en su carrera como proyectista.

Dejó la banda de Aleks Syntek y en 2002 fundó su propio despacho: Rojkind Arquitectos (RA). Pronto comenzó a hacerse de prestigio internacional: en 2005 obtuvo un reconocimiento de la Architectural Record, revista estadounidense especializada en el arte de los materiales, el suyo fue designado como uno de los diez mejores despachos en arquitectura vanguardista.

VISIÓN DEL ESPACIO

La filosofía de la firma dicta que el trabajo en equipo ofrece resultados más efectivos que la simple individualidad. El esfuerzo colectivo, afirma, establece una dinámica más elocuente.

El exmúsico no soporta las zonas de confort, considera que obstaculizan el crecimiento personal. Busca nuevos horizontes, acepta retos en los que su trabajo pueda desarrollarse sin necesidad de comodidades. El éxito, afirma cuando tiene oportunidad para ello, no consiste en el reconocimiento social sino en la plenitud personal.

En cuanto a su arte, observa que los arquitectos del pasado estaban enfocados en proyectar su obras, en hacer un gran edificio, y no se cuestionaban nada sobre el entorno social. Es importante tener en cuenta ese referente porque la arquitectura contemporánea emplea a grupos de trabajo más amplios, considera los aportes de sociólogos, financieros, urbanistas, entre otros especialistas, que ponen sobre la mesa otras perspectivas relativas a los inmuebles.

Liverpool Interlomas, Ciudad de México. Foto: Rojkind Arquitectos

Gusta de provocarse a sí mismo y esto le permite determinar en qué dirección habrá de avanzar. Si acepta un proyecto es porque las implicaciones realmente le originan una emoción.

La capital del país le ha generado más de una reflexión sobre la metrópolis y sus habitantes. Dentro de su caos, considera el fundador de RA, la Ciudad de México posee un grado de complejidad que lanza constantes retos al ciudadano. Es decir, los habitantes deben estar en alerta todo el tiempo respecto a los fenómenos que acontecen en la urbe.

No es aficionado del automóvil. Su preferencia por la bicicleta, además de la cuestión ambiental, tiene que ver con evitar la saturación de los espacios promovida por el tráfico vehicular. El simple hecho de moverse en velocípedo o de caminar por la ciudad ofrece, según el proyectista, una sensación opulenta respecto a la escala de los edificios o el aspecto espacial de las calles.

Entre sus sitios preferidos de la demarcación capitalina se encuentran: Ciudad Universitaria, por la extensión de terreno y su valor escultórico; el Paseo de la Reforma, especialmente los domingos en que la avenida es cerrada a la circulación en automotores y es ocupada por peatones, ciclistas y patinadores sin importar el estrato social; finalmente, por su belleza, Chapultepec.

OBRAS

Antes de poner algún cimiento, RA realiza un trabajo de investigación en torno al emplazamiento, se analizan elementos sociales, económicos, geográficos y urbanísticos. Dentro de éste modo de proceder, el arquitecto mexicano utiliza a profesionales de otras disciplinas (sociología, sector financiero, diseñadores industriales y gráficos y demás) para enriquecer la perspectiva del proyecto.

Gusta de contagiar a sus clientes con una visión incluyente respecto a la actividad social; les comparte el deseo por fincar obras pensadas para lograr una cercanía con la población.

Uno de sus trabajos más reconocidos es la llamada Casa F2. Está localizada en el límite norteño del área metropolitana de Ciudad de México, en el interior de un fraccionamiento residencial. El terreno donde se asienta permitió establecer su acceso y el jardín en dos plantas. En 2002 se alzó con el Premio Cemex de Arquitectura.

Otro inmueble con buenas críticas es el del restaurante japonés Tori Tori, también en la capital. Se planeó una fachada orgánica con miras a crear una fuerte relación entre el interior y el exterior. Cada habitación presume una identidad particular, el menaje fue diseñado durante ocho meses.

En Toluca, le fue asignada la construcción del Museo del Chocolate Nestlé; en el equipo de colaboradores estuvieron Agustín Pereyra, Mauricio García-Noriega, Moritz Melchert, Juan Carlos Vidals, Paulian Goycoolea, Daniel Dusoswa y Matthew Lohden.

En 2007, Rojkind y su equipo le presentaron una propuesta a los directivos de la compañía y estos la llevaron a Suiza para su aprobación. RA únicamente contó con dos meses para moldear su visión. El concepto del edificio supone una escultura trazada para ser habitada y entendida como un espectáculo visual, es la entrada a una especie de mundo fantástico.

Otro diseño llamativo de Rojkind es el Ovni de Interlomas, realizado para una cadena de tiendas departamentales y enclavado en una zona comercial. El arquitecto quiso adaptarse al entorno y confeccionó un punto de encuentro.

En el sitio donde el despacho puso manos a los materiales la figura del peatón no está contemplada, la circulación desordenada de automóviles se adueña de las vías de comunicación. Por este motivo se establecieron lugares de reunión dentro del mismo edificio, de ese modo la cotidianidad de los visitantes forma parte de la experiencia de asistir a la estructura circular de acero inoxidable que evoca a la velocidad con la que transcurre la vida en la urbe.

Su proyecto más destacado al momento es la renovación de la Cineteca Nacional (2012). En un principio, el trabajo encargado sólo contemplaba construir varias salas de cine y una bodega para almacenar más películas. No obstante, Rojkind y su grupo de arquitectos propusieron revertir parte del complejo para dejárselo al ciudadano como un parque y un cine al aire libre. El exbaterista ha explicado que éste tipo de planteamiento pretende integrar a la Ciudad de México algunos elementos adicionales al programa arquitectónico original. El jardín de la Cineteca es un punto de encuentro y la población se apropia de él y le otorga un sentido activo respecto a su existencia.

Como Michel lo explica, a veces la gente no entra al cine pero desarrolla algún acto, deja que transcurran momentos de su vida en las áreas verdes, se apropia de ellas. Ese fenómeno es difícil de lograr en la Ciudad de México porque no está diseñada para que algo así suceda. Tal situación hace pensar en retos para los proyectistas empezando porque no sólo se trata de innovar sino de atender a una sociedad aturdida por el desordenado crecimiento de la mancha urbana, por el aumento demográfico no controlado, por toda la prisa que entraña la metrópolis.

Twitter: @BeatsoulRdz.