"Creced y multiplicaos".
La orden del Señor fue terminante, pero aun así Adán y Eva se mostraban remolones, y no daban señales de cumplirla. A Eva le dolía la cabeza cada noche, y a Adán lo habían impresionado ciertas versiones acerca de la futura sobrepoblación del mundo, y no quería causar ese problema.
Ahora bien: el Creador creó la vida porque Él mismo es la vida. Así, le mortificaba que sus criaturas no la perpetuaran. No perpetuar la vida era como no perpetuarlo a Él. Todas las demás criaturas ya se perpetuaban. Se perpetuaba la hormiga; la abeja se perpetuaba; se perpetuaban el colibrí y el elefante. Incluso el insecto que se llama efímera se perpetuaba. ¿Por qué no se perpetuaban Adán y Eva?
El Espíritu, entonces, inspiró al Creador, y el Señor hizo las noches de frío.
Entonces también el hombre y la mujer se perpetuaron.
¡Hasta mañana!...