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La columna del perro

DON ROBERTO Y EL NEGRITO

Hace aproximadamente 15 años, allá por el rumbo del Centro, vivía don Roberto, una persona que desde niño había padecido la enfermedad de la polio y sus secuelas y por tal motivo andaba en silla de ruedas desde siempre.

Don Roberto atendía una pequeña miscelánea, lo cual para mí era un ejemplo, pues a pesar de su impedimento físico debido a su enfermedad, él trabajaba en la medida de lo posible y se allegaba recursos siempre tratando de ser útil. Por aquellos entonces, don Roberto adoptó un perro de la calle que por su color le puso "Negro", y así empezó la simbiosis, la ayuda entre ambos, pues el "Negrito", que era de talla mediana, de pelaje corto y ojos vivaces, le profesaba a su dueño un cariño y una lealtad a toda prueba, siempre pendiente de cualquier movimiento de su amo, siempre a su lado cual perro fiel.

En alguna ocasión, lo atendimos de una fractura, pues acostumbraba a acompañar a don Roberto cuando iba a comprar cosas para su "tiendita" y nos platicaba: "Pobrecito, es que él no sabe que muchas personas no se paran al ver un perro atravesando la calle, sino que al contrario, algunos le dan más fuerte para atropellarlo; en esta ocasión, le tocó a mi perrito y yo me salvé de milagro".

En otra consulta, lo curamos de múltiples heridas que le hicieron otros perros, pues el "Negrito", como dije, era muy celoso de quien se le acercara a Don Roberto, y en esta ocasión, por tratar de impedírselo a otro perro, a él le tocó la peor parte por tratar de ahuyentarlos.

En otra ocasión, tuvimos que ir por él, pues esta vez había sido herido con un objeto punzocortante en varias partes de su cuerpo, por un asaltante que intentó robar lo poco que don Roberto tenía en su negocito. El asaltante no contaba con que el "Negrito" estaba ahí con su amo que lo adoptó dispuesto a defenderlo y dar su vida de ser necesario por defender a su dueño. Don Roberto nos decía: "Sálvenlo por favor, que no se muera, no ven que el 'Negrito' lo es todo para mí".

Ahí entendí yo la compañía, amistad, lealtad y cariño que les podemos profesar a un perro y él a nosotros.

Por supuesto, el "Negrito" vivió por muchos años más hasta que su ciclo en este mundo terminó. Don Roberto siguió por un tiempo más y al igual que el "Negrito" cumplió con su ciclo y se fue, dejándonos un ejemplo y enseñanza con su vida, y este tipo de personas nunca se va del todo, pues se queda el recuerdo, en la mente de quien lo quiso y yo de cuando en cuando lo recuerdo, aprendí también que todos los seres vivos somos únicos e irremplazables y también por desgracia o por fortuna no somos indispensables.

Y ahora, para terminar, una gota de filosofía: EL DINERO NO ES LA FELICIDAD, PERO COMO SE LE PARECE (MDD).

  Por: M.V.Z. Miguel Dávila Dávila

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