El ecuatoriano Enner Valencia se encargó de empatar el partido en una definición desde los once pasos.
Final digna de serlo, con grandes protagonistas. Una final en la que Tigres dejó ir vivo a Rayados.
La fría noche, con una temperatura de -3 grados, que se vivió en el estadio Universitario, se calentó con el buen juego que dieron Tigres y Monterrey en el primer capítulo por el título, en el que los felinos fueron claramente superiores a los Rayados.
Empate a uno que deja todo en suspenso para la vuelta, en donde Rayados llega vivo, porque Tigres lo dejó vivir. El error de Nahuel Guzmán era predecible. Es un portero que pierde la cordura con suma facilidad, lo que no se esperaba es que lo hiciera tan pronto en el juego.
El querer adelantarse en ese tiro de esquina y propiciar el gol de Nico Sánchez, echó por la borda, por algunos minutos el plan de los Tigres de Ricardo Ferretti.
Después del tanto, los felinos se pusieron nerviosos, perdieron la calma y comenzaron a buscar excusas con base en golpes y reclamos.
Rayados aprovechó el momento. Comenzó a hacer lo suyo, lo que le sale tan bien, pero con lo que no contó fue que el amor propio de los Tigres resurgió.
Ahí el juego cambió. Cuando el "Chaka" le tomó la distancia a Forlán; cuando Dueñas desesperó a Carlos Sánchez y Gignac comenzó a jugar en equipo. Tigres despertó del letargo provocado por su portero, y Enner Valencia vendió el penalti, que el mismo cobró a lo "Panenka".
El juego, que de inicio pareció ser para Rayados terminó siendo felino. Gignac voló una de las que no vuela; Aquino mandaba centros y no eran rematados, el control era de los locales. En tanto que Rayados, confiado de inicio, terminó superado al final de la primera parte.
Aunque pareció que Monterrey recuperó la memoria en la segunda parte, Tigres nunca perdió las ganas de ganar, de buscar la victoria. Pero una cosa es querer, merecer y otra lograrlo.
Gignac falló. Valencia no llegó. Vargas no concretó. Y Mohamed, al ver que era superado metió a Jesús Molina para cerrar el juego, para decidirlo en la vuelta, allá en el estadio de Rayados en Guadalupe.
La tuvo Monterrey con Avilés, pero Nahuel lavó su error.
La intentó Gignac, pero el balón en su disparo reventó el poste. Vangioni y Ayala se fueron expulsados al final del juego, dejando todo para la vuelta, dónde si o sí, debe salir un campeón regio.
Saldo blanco en el 'Volcán'Los 3 mil 10 elementos de seguridad que intervinieron para cuidar el orden del primer juego por la gran final entre Tigres y Monterrey, cumplieron con su cometido.
Más allá de algunos detenidos por reventa y desorden, no hubo nada qué lamentar. La entrada y salida de la gente que vino a apoyar a los Rayados fue sin problemas, comenzado por la caravana que al final sí se permitió de parte del gobierno del estado, por lo que La Adicción marchó sin problemas, eso sí custodiados por más de 200 elementos de la policía.
En el estadio la seguridad se reforzó, ningún rayado podía estar aislado, y en cada 500 metros había policías cuidando el orden. La final de ida pasó la prueba. Ahora hay que esperar ver qué depara la vuelta.