Lector opina

Foro del Lector

Una madre española ejemplar

Allá por los años sesenta del pasado siglo XX trabé una gran amistad con una buena persona, hombre casado y padre de 7 hijos con quien llegué a tener una buena relación afectiva.

A través de las conversaciones que manteníamos con frecuencia por aquellos años, supe que sufría las consecuencias de lo que por entonces empezó a producirse en muchas familias europeas y en general en el mundo occidental civilizado tradicionalmente cristiano.

Pese a todas estas buenas intenciones de paz, solidaridad y desarrollo económico posteriores a la Segunda Guerra Mundial en Europa, fue creciendo también entre la juventud la rebelión que culminó con las revueltas estudiantiles de París, en mayo de 1968, con el célebre slogan: “Prohibido prohibir”. Entre otras manifestaciones, esa revolución pacífica de los estudiantes universitarios en su mayoría, la rebelión se extendió a las aulas contra los profesores, a las familias contra los padres y a la sociedad contra cualquier clase de autoridad sin mirar si estaba o no justificada esa rebelión.

Pues bien, en este contexto, mi amigo me contaba que la mayoría de sus hijos, especialmente los mayores, eran indisciplinados, desobedientes con los padres, siguiendo el ejemplo del mayor que les dirigía. Se empezó a romper en aquellos años esa autoridad de los padres que se mostraban impotentes para imponer a sus hijos una buena educación basada en el esfuerzo, el respeto y la obediencia. Los hijos comenzaban a liberarse de esa necesaria buena tutela de los padres mediante la salida por las noches de los fines de semana a divertirse ingiriendo abundantes bebidas alcohólicas, regresando a su domicilio a la mañana siguiente después de pasar en cuadrillas de chicos y chicas juntos toda la noche, bebiendo, bailando, drogándose y lo que se terciara.

Naturalmente los padres lo pasaban muy mal, sin poder dormir esas noches, esperando la llegada de los hijos e hijas ausentes. Mi amigo me contó que su esposa padecía una grave enfermedad del corazón que era incurable. Algunas noches se despertaba aquejada del corazón, que se unía a la preocupación por los hijos mayores que estaban pasando la noche fuera de su casa y le pedía a su marido que la llevase al hospital a urgencias, sintiendo que peligraba gravemente su vida. Él agarraba el coche que tenía aparcado en la cochera y a altas horas de la noche, la llevaba allí para que la trataran, y lograran que superase de momento la enfermedad que padecía.

Una de esas noches, ella se despertó como otras veces y le contó a su marido lo que le ocurría; él se dispuso a llevarla otra vez al hospital, pero ella le dijo que prefería que la llevara el hijo mayor que ya podía conducir el automóvil de la familia, e insistió a su marido para que accediese a su deseo. El marido se lo comunicó a su hijo y éste se resistió, pero ante la resolución e insistencia de su madre, no tuvo más remedio que llevarla al hospital. Allí la trataron como siempre de su dolencia, con las medicinas y cuidados que necesitaba, pero no pudieron evitar que muriera a la mañana siguiente a hora temprana, sobre las 8 horas. El hijo mayor que estaba a solas con su madre en la habitación cuando murió, quedó muy impresionado y fue a avisar, tembloroso y muy afectado, a las enfermeras de lo sucedido y luego a su padre, llamándole por teléfono para comunicarle la noticia llorando por la emoción. Esta experiencia dejó marcado al joven, a tal grado que cambio su forma de vida para ser una mejor persona.

Roberto Grao Gracia

Zaragoza España.

Leer más de Lector opina

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Lector opina

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1406614

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx