Urge dignificar la política en México
El descrédito de los políticos, que ya existía, se hizo evidente en la espontanea reacción del pueblo en su contra, los días siguientes al terremoto del mes pasado. Y existen sobrados motivos para tal rechazo. Ningún partido o movimiento de los que se “pelean” el poder puede presumir de honestidad, de un modo u otro, todos tienen cola que les pisen, pero el que tiene el poder en el momento, es el que se lleve las palmas.
Pero lo que ha terminado por indignar al pueblo mexicano, ya harto de verse ultrajado, ofendido y hasta humillado por esos delincuentes que se ostentan como “servidores públicos”, es la impunidad; corrupción e impunidad son el mal mayor que agobia al país, por ser las principales generadoras de los delitos perpetrados por quienes asumen el gobierno (poder) de una comunidad ¿Qué pueden temer si están protegidos por sus “socios” ?
Las elecciones para elegir nuevo presidente están ya muy cerca: de un momento a otro estarán a la vista los candidatos. Los partidos políticos, todos, se ven confundidos ante un electorado muy fraccionado: unos buscan armar coaliciones que les alleguen los votos necesarios para alcanzar una “mayoría” (que de todos modos será minoría”, por lo fraccionado del voto) que los lleve al poder; otros, por el miedo a perderlo, utilizan sucias artimañas para debilitar las instituciones electorales. De los numerosos pretendientes a candidatos independientes se conoce poco, pero no es difícil sospechar (“el que con leche se quema hasta al jocoque le sopla”) que muchos también estén contaminados por la idolatría al poder y al dinero; quizá haya alguno con verdadero interés por servir a los intereses del pueblo, sería este un garbanzo de a libra.
Dignificar la política en México es ya una urgencia. Pero esto solo será posible si concurren tres factores: a.-Un pueblo consciente de su responsabilidad y su fuerza que presione, a quienes se dedican o pretendan dedicarse a la noble actividad política, a asumir y cumplir un compromiso genuino por el bien común. Siempre habrá resistencia de los políticos para cambiar el cómodo y redituable status actual, será solo una creciente presión de la población civil, utilizando todos los medios legales, lo que hará posible que se genere en ellos y en quienes de ellos dependen, una actitud diferente. b.-Que esa misma fuerza ciudadana influya para que se levante un cerco legal eficaz, que haga difícil, si no imposible, todo tipo de tranzas que permitan a un político enriquecerse de manera ilícita. c.- Que cuando eso ocurra, no quede impune su delito. No se puede seguir burlando cínicamente la confianza conferida por el pueblo.
Los ciudadanos tenemos la gran responsabilidad de dar ya a México un gobierno eficaz y honesto; todos necesitamos echar mano de nuestros mejores valores para dar a la sociedad una visión de sí misma noble y generosa, para que llegado el momento de decidir se haga con responsabilidad y no se otorgue el voto a alguien por simple simpatía, o por un egoísta interés personal. Es necesario hacer un honesto, informado y cuidadoso análisis sobre la persona a quien vamos a confiar nuestro futuro como nación; seamos analíticos y críticos; juzguemos a los candidatos integralmente; consideremos sus antecedentes escolares, su preparación académica, su carácter, su personalidad, su cultura general, su experiencia política, su honestidad, su estabilidad familiar, con quien se relaciona, etc.. Tomemos en cuenta sus propuestas, pero desconfiemos del que se presente como el único dueño de la verdad, porque si llegara al poder podría tener la tentación de imponerla por la fuerza (ejemplos de ello hay muchos en la historia) recordemos aquello de que “si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Tengamos ya el gobierno que merecemos, pero hagamos ya lo necesario para merecerlo.
Dr. Rodolfo Campuzano S.
Comarca lagunera.
