Se conoce como época de estiaje al período de noviembre a junio durante el cual las lluvias son mínimas o nulas, sólo se presentan esporádicamente con relativa baja intensidad cuando chocan los frentes fríos con las corrientes de humedad del océano Pacífico, principalmente en el invierno.
Si bien todavía hay escurrimientos en la cuenca alta del río Nazas, los flujos son muy pequeños y en consecuencia las aportaciones a las presas, aunque continúan, son muy limitadas. Por lo tanto, es de esperarse que los volúmenes almacenados actualmente en las presas "El Palmito" y "Las Tórtolas" de 2,925 millones de metros cúbicos (Mm3) y 215 Mm3 respectivamente, se mantengan hasta el inicio del ciclo de riego Primavera-Verano a mediados de marzo en el 2018, menos la disminución natural que ocurre por la evaporación y las infiltraciones en dichos embalses, manteniéndose los niveles de almacenamiento alrededor del 99% en "El Palmito" y del 70% en "Las Tórtolas" con relación al Nivel de Aguas Máximas Ordinarias (NAMO) de 2,958 Mm3 y 309 Mm3 en cada una.
Aunque cuando históricamente la precipitación pluvial en la cuenca del río Nazas ha sido muy variable porque depende principalmente de los huracanes en el océano Pacífico, cabe recordar que este sistema de presas recibe aportaciones anuales de escurrimientos que han oscilado entre 800 Mm3 hasta 2,000 Mm3, con un valor promedio de 1,200 Mm3. En el 2016 se tuvo una captación de 2,000 Mm3 y en 2017 ha sido hasta ahora de 1,100 Mm3.
Esta situación se ha estado repitiendo en los últimos 10 años y es muy probable que el volumen autorizado para el próximo ciclo de riego de 1,050 Mm3 se reponga o exceda en el lapso de julio a octubre del 2018. Ya es tiempo de que se revisen y replanteen las políticas de operación y control de las presas para no estar con la incertidumbre de que cada año exista la posibilidad de que se presenten avenidas extraordinarias en el río Nazas.
Es importante destacar que cualquier cambio fundamental en el manejo de las presas requiere de un análisis técnico detallado por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y una consulta a todos los sectores involucrados (Usuarios del Distrito de Riego 017, Consejo de Cuenca, Sagarpa y autoridades estatales y municipales). El proceso es complejo, pero se debe realizar.
El que exista disponibilidad de agua en las presas no implica que se olvide la necesidad de seguir avanzando en la tecnificación de los sistemas de riego agrícolas para hacer un uso más eficiente del agua, tanto superficial como subterránea para lograr el equilibrio del acuífero Principal. Al mismo tiempo, se necesita avanzar en un proyecto de recuperación de la recarga del acuífero Principal para conservar una reserva para el abasto urbano en el subsuelo de la zona metropolitana de Torreón-Gómez Palacio-Lerdo aprovechando los volúmenes extraordinarios captados en las presas.
