Realidad. Miles de personas en Durango no tienen ni siquiera lo más indispensable para vivir, como una alimentación adecuada. (EL SIGLO DE TORREÓN)
La pobreza alimentaria es una realidad en Durango, tan real que el pasado sábado cobró la vida de una niña de 13 años, originaria de la zona indígena donde es común que ellas padezcan la mayor vulnerabilidad.
A través de una publicación la Fundación Semilla, por conducto de su presidenta Janete Payán, lamentó el fallecimiento de Rosa Flores el pasado sábado, la menor que el mes pasado llegó al Hospital Materno Infantil con un problema de desnutrición severa.
Se hizo referencia a lo doloroso que resulta que en Durango sigan muriendo niñas por falta de alimento, además de que se aseguró que otras tres menores fueron hospitalizadas esta semana, también por desnutrición.
