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Saque de Banda

RENÉ DE LA TORRE

¿En serio todavía se sorprenden? Santos tiene casi 3 años abaratando su plantilla y ¿aún se sorprenden de los resultados? La salida de Oswaldo y el "Chato" hace casi 3 años marcó el final de una era de bonanza y dio comienzo a un nuevo periodo en la historia de Santos.

Los albiverdes tienen casi 3 años caracterizándose por tener planteles justos. Limitados. Con titulares bien definidos pero carentes de variantes en el banquillo para sortear los imprevistos propios del futbol.

Lo volvimos a ver esta temporada. Se lesionó el capitán Izquierdoz y no había quién lo supliera. Menos quien lo supliera bien. Hubo que echar mano del Chatón, de Ventura, del que se dejara.

Desde hace tiempo se implementó en Santos una nueva manera de trabajar. Más apegada a la ciencia y buscando alejarse de la subjetividad. Que hablen los números. Fríos. Que el virtuoso que no corre espere en la banca. O que vaya a otro equipo.

Pero el futbol no es una ciencia y la cancha no es un laboratorio. Durante muchos años el Santos dictó la agenda de los domingos. No había un solo promotor que buscara presentar su espectáculo en La Laguna durante el séptimo día de la semana porque una cosa era segura: Nadie iría si también jugaban los Guerreros.

Hoy, de aquella mística albiverde quedan retazos. El club que durante años representó al pueblo se volvió elitista en las tribunas pero austero en la cancha. Ellos mismos se encargaron de alejar a su público. Encarecieron los precios, vendieron a los ídolos. Incluso en alguna ocasión trataron de cambiar el escudo y hasta la orientación de las líneas del uniforme.

En la búsqueda de acrecentar su afición en la CDMX se olvidaron de quienes llenan el estadio. Y dejando ir al mejor jugador cada vez que este está a punto de convertirse en el nuevo referente del equipo, están privando a los nuevos aficionados del futbol de convertirse en santistas. "A veces, la pasión por un equipo comienza apoyando una camiseta al margen de quien se la ponga", escribió acertadamente Juan Villoro en Dios es redondo.

Hoy no hay un jugador en Santos que llame a comprar su camiseta, no hay niños jugando a ser un nuevo Borgetti en las calles, un nuevo Oswaldo. Deben conformarse con jugar a ser Gignac o a ser un paria del juego.

La autocrítica ha faltado en Santos. Se hace un gran trabajo en temas sociales, pero en lo principal, en la razón de existir del club han quedado a deber. El fantasma del descenso comienza a rondar el TSM justo en el mes de las brujas. Que se empiecen prendan las luces si no se quieren llevar un susto.

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