Columnas Social

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Juan Recaredo

Hay más tiempo para el café

Una obsesión muy común entre los seres humanos es quitarse la edad, aunque sea sólo en apariencia. Por eso, nos pintamos el cabello, nos ponemos cremas o de plano nos restiramos el cutis porque no queremos que se nos noten las arrugas… El sólo hecho de que nos digan: "Lo que pasa es que ya estás viejo, ya estás chochando…", nos ofende porque eso significa que ya estamos en el ocaso de la vida, cuando las facultades empiezan a fallar.

Ahora que, si lo enfocamos por el lado positivo, veremos que la vejez es un regalo que nos da la vida… En el momento de escribir estas líneas yo, su seguro servilleta, está en la florida edad de los 71 años. Sí, soy un viejo y lo digo a toda voz y con mucho orgullo, por múltiples razones.

En primer lugar, la vejez me ha permitido ser la persona que siempre quise ser. No estoy jubilado ni me jubilaría nunca voluntariamente. Al menos, no en el sentido de que me dedicara a "no hacer absolutamente nada". Simplemente, hago el trabajo que me gusta hacer y por eso lo disfruto enormemente. Reconozco que a veces me desespero un poco por mis achaques, pero finalmente los acepto como un pago a cambio de la libertad que me han traído los años.

Ahora, le dedico más tiempo para ir a tomar el café con mis amigos y para discutir o comentar cualquier tema. Ahora, soy más consecuente con los demás y conmigo mismo, un poco menos crítico de mí. Me he convertido en mi mejor amigo. NO me regaño por comer una pieza de pan extra y disfrutarla con una taza de chocolate caliente aunque me haya sido estrictamente prohibida por el médico.

Ya tengo el derecho de ser un poco desordenado y a que se me olviden algunas cosas, pero lo principal es que la gente me sonríe y me saluda aunque no me conozca por el solo hecho de que le caigo bien.

Muchos de mis amigos se han ido de este mundo sin entender la libertad que representa hacerse viejo. Sé que algunas veces hago mal lo que antes hacía bien, pero finalmente salgo adelante con las cosas importantes.

Soy feliz porque ahora puedo sonreír como no supe sonreír cuando era joven, porque estoy lleno de planes y proyectos que me mantendrán ocupado por lo menos veinte o treinta años más, porque ahora puedo decir sí o no a lo que quiero y a lo que no quiero, porque ya no me preocupa tanto lo que digan los demás.

Me he ganado el derecho de estar equivocado. Por eso me gusta ser viejo, porque la edad me da la libertad que antes nunca tuve.

ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: [email protected].

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Usted dijo que lo correcto es decir por ejemplo: "Esta noche nieva". Si el verbo es nevar, ¿no sería lógico que lo correcto fuera "esta noche neva"? Pregunta Eva Garza Ayala.

RESPUESTA:

No se puede seguir esa lógica con los verbos irregulares. Por ejemplo, aunque el verbo es volar, lo correcto no es yo volo, sino yo vuelo. Aunque el verbo es cerrar, no se dice "esta noche cerra", sino "esta noche cierra" Algo similar ocurre con el verbo nevar, que es irregular

Me voy con esta reflexión: La estupidez es como una roca enorme y dura: Todo lo que choca contra ella se despedaza. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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