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Emboscado por la dieta

El gluten no es para todos

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DR. FABIO PÉREZ VÁZQUEZ

El cuadro clínico del EC es descrito como de amplio espectro. Las manifestaciones gastrointestinales son bastante comunes y, por tanto, vagas. Entre un 20 y un 50 por ciento de los pacientes reúne criterios para ser etiquetado como víctima del síndrome de intestino irritable.

Hay que tener cuidado con los males que entran por la boca, más cuando a causa de la ingesta voluntaria obtenemos resultados contrarios a la nutrición beneficiosa para la salud.

En esas coordenadas de estropicios gastronómicos se ubica la enfermedad celíaca (EC), un padecimiento autoinmune que se manifiesta como una intolerancia al gluten, esto porque produce una reacción alérgica a las proteínas (gliadinas y glutenina) que lo componen y que están presentes en cereales vinculados con una dieta saludable, como el trigo, la avena o el centeno. En la comunidad científica se maneja como un malestar en el que concurren factores genéticos y ambientales.

No es un asunto que deba tomarse a la ligera. Los efectos de esta condición se manifiestan por una doble vía, es decir, daña a la vez al cuerpo y al bolsillo.

El celíaco no tiene de otra, su alimentación debe estar libre de gluten. Esto significa poner mucho cuidado a la hora de hacer la compra, examinar a detalle las etiquetas de los comestibles para verificar que no contengan ese ingrediente. Según la Organización Mundial de la Salud, se considera un alimento exento de esa sustancia a todo aquel que contenga un máximo de 20 miligramos por kilo de producto. Tanta previsión, sin embargo, no sale barata, la selección de viandas impuesta por la EC no es precisamente económica.

Esta afección con efecto inflamatorio y que perjudica la mucosa del intestino delgado se presenta tanto en niños como en adultos. Para los primeros se ha detectado que la lactancia materna influye en la protección del cuerpo contra el trastorno. Ser diagnosticado con ella implica recibir la noticia de que no existe cura.

TIPOS Y SÍNTOMAS

El cuadro clínico del EC es descrito como de amplio espectro. Las manifestaciones gastrointestinales son bastante comunes y, por tanto, vagas. Entre un 20 y un 50 por ciento de los pacientes reúne criterios para ser etiquetado como víctima del síndrome de intestino irritable.

Indicios menores asociados con el padecimiento son: dispepsia, distensión abdominal, alteraciones leves del tránsito intestinal, anemia de causa no precisada, fatiga aislada, infertilidad, trastornos neurológicos centrales y periféricos, osteoporosis, talla baja y defectos del esmalte dental.

Las pistas más fuertes son los síntomas de malabsorción (incapacidad para absorber, en el caso que nos ocupa, proteínas de los alimentos) evidentes, la esteatorrea (presencia de exceso de grasa en las heces fecales), bajar de peso y características de malnutrición como calambres, tetania, edema periférico.

La comunidad médica definió una tipología básica del mal celíaco. El primer tipo sería el de los casos asintomáticos, es decir, pacientes que no muestran síntomas en los que el trastorno es detectado gracias a pruebas de serología (medición de anticuerpos en la sangre) y biopsias.

El segundo pertenece a los pacientes clásicos. Ellos se distinguen por síntomas como malabsorción, diarrea y esteatorrea.

El tercer grupo reúne a los sintomáticos, caracterizados por manifestaciones gastrointestinales o extra-intestitnales evidentes.

El último es el de los casos potenciales, aquellos en los que el estudio serológico dio positivo, pero la biopsia de intestino delgado no muestra nada anormal.

La EC tiene patologías autoinmunes asociadas, como diabetes mellitus tipo 1, tiroiditis autoinmune, hepatitits autoinmune, cirrosis biliar primaria y enfermedad inflamatoria intestinal.

Sufrir vómitos, cambios de carácter, falta de apetito, retraso del crecimiento, tener el abdomen prominente y las nalgas aplanadas son características elementales de estos enfermos y permiten anticipar el diagnóstico con facilidad.

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TRATAMIENTO

Declarar la presencia de ésta afección se basa en el historial clínico del individuo y en las conclusiones extraídas de estudios de serología, endoscopía e histología. Además, confirmar mediante una biopsia es un requisito irrenunciable.

El único tratamiento efectivo es llevar una dieta libre de gluten. El enfermo tiene prohibidos alimentos que contengan trigo, cebada y centeno. Consumir avena también conlleva riesgos. La veda no dura un día, un mes o un año sino toda la vida.

Empero, prescindir del gluten es complicado, muchos alimentos lo contienen. Es importante saber que la franja de seguridad es de apenas 10 miligramos al día.

En la mayoría de los casos, los tentempiés y platillos sin gluten resuelven los síntomas y conllevan el beneficio de un alivio de las lesiones endoscópicas e histológicas.

Apenas seis meses de dieta pueden representar una mejora observable de consideración. No obstante, la reparación no es completa así se cumplan ocho o nueve años de un comer disciplinado.

Sin embargo, los beneficios se miden en una reducción importante de los riesgos de infertilidad, abortos espontáneos, parto prematuro, bebés de bajo peso y mortalidad.

Podría decirse que el objetivo de los cuidados es la curación de la mucosa, favorecer una rehabilitación asociada con menos complicaciones pero no con una disminución de la mortalidad.

Aunque la cuestión parezca tan sencilla como privarse de gluten, no hay que confiarse. El manejo de la EC requiere de un equipo que incluya a un gastroenterólogo pediátrico o adulto y a un nutricionista.

No está de más advertir que cuando la enfermedad evoluciona sin tratamiento pueden aparecer formas graves (crisis celíaca) con presencia de hemorragias cutáneas o digestivas, severas deshidrataciones hipotónicas (pérdida de electrolitos superior a la pérdida de agua), distensiones abdominales y malnutriciones extremas.

Los riesgos están ahí. La única solición es suprimir de la dieta de todos los productos con gluten. La buena noticia es que si el cumplimiento del régimen es estricto, luego de una década el riesgo de enfermedades autoinmunes y neoplásicas (formación anormal de tejidos cuyo nombre negativo es el de cáncer) es similar al de la población general.

Este no es un llamado a denigrar al gluten. De este alimento se obtienen, como ocurre con cualquier otro comestible, beneficios destacados siempre y cuando se consuma con responsabilidad.

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