Información del Instituto Geológico Estadounidense. (INTERNET)
México se encuentra ubicado en el contexto de cinco placas tectónicas: Caribe, Pacífico, Norteamérica, Rivera y Cocos; información compartida por el Servicio Sismológico Nacional, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Las últimas dos placas, Rivera y Cocos, se encuentran en subducción (se sumergen una debajo de la otra, ya sea oceánica o continental) debajo de la placa de Norteamérica. Rivera se sumerge bajo Jalisco y Colima; la de Cocos lo hace debajo de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Todo esto hace que México sea un lugar donde puedan ocurrir muchos sismos, algo que normalmente sucede cuando las placas se mueven o chocan entre sí, si bien no fue lo que sucedió en los últimos dos grandes temblores vividos en México, el del 7 y el 19 de septiembre de este 2017, en los que la placa de Cocos más bien se ‘dobló’, según explica para CCN el sismólogo John Vidale, profesor de la Universidad de Carolina del Sur, en Estados Unidos, y director del California Earthquake Center.
La placa Norteamericana, la placa de Cocos y la placa del Pacífico son además las tres placas tectónicas más grandes de la Tierra.
Los primeros registros de los movimientos telúricos en el país se tienen finales del siglo XIX, aunque también hay recuentos históricos y estudios de paleosismología.
Según un análisis de Instituto de Geofísica de la UNAM, el registro sísmico más antiguo data de 1906, pero de acuerdo con estudios de la zona de subducción, se sabe de un fuerte movimiento telúrico ocurrió en 1787 en las costas de Oaxaca, con magnitud estimada de hasta 8.6 grados.
Otros sismos fuertes registrados en México son el de 1985, con magnitud de 8.1, y recientemente el del 7 de septiembre de 2017 con una magnitud de 8.2 grados. También entre los diez más fuertes está el del 30 de septiembre de 1999, con 7.5 grados en la escala de Richter.
