Una vez al año, un sentimiento de simulado nacionalismo invade a todos los mexicanos, dicha afección, suele ser muy contraria a la perorata con la que juzgamos a nuestro país los 364 días restantes - (365) si es bisiesto-. Pero debo decir que este sentimiento de nacionalismo apócrifo es producto mismo de la idiosincrasia de un país, que paradójicamente es el reflejo de lo que somos: Una contradicción.
Pero, ustedes se preguntarán: ¿Qué tiene esto que ver con la pelea del Canelo Álvarez y Gennady Golovkin? Pues bien, permítanme explicarles; al parecer, el 16 de septiembre no sólo se celebra en México, sino que dicho acontecimiento es aprovechado por uno de los colonizadores más hambrientos de toda la historia; y al que geográfica, económica y políticamente, estamos condenados: EE.UU.
Quien se jacta de brindar uno de los eventos más memorables del año: Un evento boxístico, celebrado el mismo día de la lucha por la independencia de México ¡Vaya forma de celebrar el fin de una batalla, por otra!
El país vecino no nos quiere y hasta nos puso un muro para recordárnoslo, sin embargo, Trump; como la iglesia en aquellos años, no discrimina, a la hora de despojar al desposeído, y que como diría Juan Manuel Zunzunegui: "Para otorgar el diezmo todos somos iguales". Y, sin embargo, no hay súbdito más leal y fiel a la corona, que el hambriento. Así que el vecino se porta benevolente y nos abre las puertas a un lugar que siempre ha permanecido cerrado y una vez más el pueblo mexicano, sale a la defensa de un país, cuyo representante es el opresor.
Así que, comensales sean bienvenidos a devorar el espectáculo que el presidente Snow nos tiene preparado; se ordena una campaña de pacificación, pero es necesario emprenderla por medios violentos, el mismo día que se celebra la fecha de la abolición de la conquista de la Nueva España.
Las armas deberían ser siempre, nuestra última opción, sin embargo, nos hemos dedicado a pelear desde tiempos remotos, parece que nuestra lucha es congénita, ávida e inalcanzable.
Dicen que nos emancipamos de los peninsulares, ¡Pero seguimos subyugados! Alguna vez alguien dijo: "Nuestras batallas deben ser primero en el terreno de las ideas". Entonces ¡Derribemos muros!, pero; muros mentales. Esos que se erigen a base de discriminación e intolerancia.
¡Viva México!
