Columnas Deportes

Al Largero

PETER PAN

ALEJANDRO TOVAR

El mítico héroe juvenil eterno que cortó una mano al Capitán Garfio, seguro que era de otro mundo, porque el viejo pirata conocía todo, incluso, el fin del mundo y ese enfrentamiento se daba no en el mar de la construcción del odio, tarea artera y fácil, sino en un lugar dotado de una memoria prodigiosa, en un tiempo de olvidos, aunque el mar siempre tiene prestigio de aventura.

Peter Pan no podría adaptarse al mundo moderno, aún cuando según la leyenda que le rodea, había visto muchas tragedias pero las había olvidado todas y seguramente se espantaría en una cancha de futbol, querría liquidar a los árbitros y si tomaba preferencia por una camiseta tendría que ser verde como su atuendo y la amaría, porque conocería que simboliza la gran esperanza.

Verde como la casaca santista (no la actual, que exhibe el color a lo mínimo) y sabría que es como el color del pasto, como el tono que prefería García Lorca, a quien lo verde le inspiraba deseo. Y eso es lo que sobra, deseo a todo su pueblo, que indigesto de ver a su tropilla aburrida, imprecisa y previsible, sin soluciones colectivas e individuales prefieren vivir sumergidos como el Capitán Nemo, con Santos y todos sus defectos amplificados y sus dificultades, agrandadas.

Hoy mismo, cuando se supone que el periodismo es una manera de insertarse en la realidad, los medios no entregan las voces de los protagonistas, ¿o es que éstos se esconden?, con notas que miren a los ojos, lo que equivale a penetrar en su alma y le obligue a dejar de escapar de las responsabilidades, hábito tan común de jugadores y técnicos pues el olvido es una forma de violencia y todas las vidas son importantes, todos tienen algo que contar.

Este mundo maravilla del futbol, lleno de colores que identifican a la gente con su niñez, con su juventud pero también con el arte, las letras y la poesía, son parte de la vida nuestra y nadie, ni el más escéptico puede negar su impacto, como también este deporte ejerce su autoridad de lugar de prueba, de forja de carácter, aunque los fans de tanta confusión terminan siendo como todos los grandes poetas, rehenes de las imágenes que crea su imaginación.

Ni la falsificación de la verdad, ni el uso deliberado de la mentira caben ahora, cuando las evidencias no admiten justificantes, pues no son delirios del destino, ni han sido infortunios de un mal fario, sino producto de un plantel limitado, de jugadores que no han sido rentables y sobre todo de un nivel de calidad mínimo que desentona con la gran entrega y honestidad de todos, pero que no alcanza para ofrecer alegrías a su gente, comenzando por lo mal que se ha jugado.

[email protected]

Leer más de Columnas Deportes

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Deportes

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1372421

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx