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TLC Y EL PRESENTE DE NUESTRO FUTURO

SERGIO M. ALCOCERR

Ayer miércoles se inició el proceso de negociación de un Tratado de Libre Comercio para América del Norte modernizado. Este día marca el inicio de la construcción de los cimientos del futuro de la relación entre los países de Norteamérica, pero, sobre todo, de su capacidad para competir como región frente a otras en el mundo.

Se trata, en corto, de establecernos como la región más competitiva y dinámica del mundo a partir de ser una plataforma de producción y de exportación de productos y servicios innovadores y de calidad.

En su documento "Resumen de los objetivos de la renegociación del TLCAN", elaborado por la Oficina de Negociaciones Comerciales, el gobierno de Estados Unidos estableció sus objetivos, muchos de ellos retóricos y banales, y sus ambiciones. Más recientemente, Canadá hizo lo propio.

Independientemente de cómo o por qué llegamos a esta revisión del tratado, todos coinciden en que hay que poner al día el TLCAN vigente desde hace 23 años. En efecto, en los 90 en México operaban sendos monopolios en los sectores de la energía y las telecomunicaciones. Por otro lado, los actuales desarrollos, incluso con futuros insospechados, no se vislumbraban para su aplicación práctica y extendida. Son ellos, los apoyados en las tecnologías exponenciales que se caracterizan por la convergencia de tecnologías físicas, químicas y/o biológicas con las digitales, los que están afectando todo el quehacer humano. Expresiones de esta convergencia son las industrias Fintech, la Industria 4.0, los entornos exponenciales (ciudades inteligentes, por ejemplo), etcétera.

Gracias a la inteligencia artificial, el cómputo en la nube, los nuevos materiales, la biotecnología, el internet de los objetos, entre otros, podemos traducir los viejos problemas en nuevos retos. En el caso de nuestro país, se trata de elevar la calidad de vida y la equidad social mediante el desarrollo de una cultura y ecosistemas de innovación habilitados por las tecnologías exponenciales.

La automatización de porciones de cadenas productivas producirá la pérdida de empleos tradicionales de manufactura; el reto es capacitar y reentrenar a los actuales empleados para que puedan desarrollar labores más creativas en un futuro.

Como se concluyó en un reciente encuentro coorganizado por México Exponencial y la American Chamber of Commerce México, A.C., los trabajos del mañana requerirán habilidades exponenciales que hoy no tienen nuestros trabajadores. Estas habilidades tienen como denominador común: la conectividad provista por las telecomunicaciones. Si América del Norte quiere ser más dinámica y competitiva, la conectividad debe ser cada vez más efectiva, barata, disponible y de mayor calidad.

Es por ello condición necesaria que durante el proceso de negociación del TLCAN se preserve una visión regional que se basa en que los tres países se apoyen mutuamente en sus capacidades y fortalezas para apuntalar y agrandar la plataforma de producción de bienes y servicios de consumo interno, además de consolidarse como una plataforma de exportación a otras regiones del mundo.

Si bien el mundo se caracteriza por los cambios vertiginosos y la incertidumbre, es posible afirmar que seguirá siendo uno hiperconectado, en el cual la densidad y velocidad de transmisión de datos aumentará, y en donde el trabajo/educación/ocio serán colaborativos. Como consecuencia de lo anterior es que la ciberseguridad debe ser también discutida y abordada en el plano regional. Aun más, los tres países deben contar con una estrategia regional de ciberseguridad que involucre, según sus capacidades y activos, a todos los sectores.

Las discusiones y retos que tenemos en México no deben estar divorciados de la discusión trilateral. Dos ejemplos: en esta semana se ha propuesto la desaparición de la Comisión de Salarios Mínimos y avanzar a salarios más justos. También, la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutirá, y tal vez votará, la llamada "Tarifa 0". Este esquema, en el marco de la reforma de telecomunicaciones aprobada por el Congreso de la Unión, ha permitido atraer inversión externa y avanzar hacia una mayor competencia entre los proveedores de modo que se traduzca en mejores precios y una mayor calidad de servicios que nos beneficie a los consumidores.

Como se plantea en el documento "Redefiniendo la relación para la prosperidad de Norteamérica" del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, México debe ser ambicioso y propositivo al ser el país con las mayores asimetrías en su desarrollo.

Así, debemos hacer nuestra la propuesta de ofrecer servicios de telecomunicaciones bajo una regulación transparente y un regulador independiente, así como contar con leyes que garanticen condiciones aceptables en salarios mínimos, horas de trabajo, seguridad y salud.

Presidente de México Exponencial, exsubsecretario para América del Norte de la SRE.

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