Tristemente el final de la carrera profesional de Usain Bolt no fue como él lo había planeado. De dos intentos de retirarse como el triunfador que fue, fracasó en ambos. Primero al verse superado por un par de rivales en los 100 metros planos, de la que fue amo y señor durante la década reciente, y luego en los relevos 4x100, en la cual un calambre le impidió llegar a la meta. Naturaleza humana, fallamos.
El jamaicano llegaba confiado a su último Mundial de Atletismo; 11 títulos en su haber lo respaldaban. Pero el tiempo hace su parte y al final queda la estampa del "súperhombre" en el piso, derrotado... siendo un ganador.
El nombre de Bolt se mantendrá en la historia del deporte mundial como gran figura, pero pudo haber tenido un mejor final. Lo merecía.
Quizá habrá que escoger mejor el momento de decir adiós; a veces nos aferramos a un pasado que no volverá.
Curiosamente, ayer también perdió Roger Federer una final, en Canadá; un veterano acostumbrado siempre a ganar.
Ahora falta ver quién toma el lugar de Usain en el atletismo, si es que alguien lo logra.
Despedidas amargas ha habido muchas en la historia del deporte, porque la vida no es un cuento de hadas. Ahí está la forma en que Zidane dijo adiós a las canchas, de una forma vergonzoza. O como Franco Baresi y Roberto Baggio fallaron un penal en el momento menos oportuno, Mundial de Estados Unidos '94.
En Santos, las cosas no pintan bien; 3 puntos de 12 posibles, sin victorias al momento, con un empate y una derrota en casa. ¿Qué está pasando?
De seguir así, el torneo terminará pronto para los Guerreros.
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