Foro. El PRI tiene especial atención a dos temas: a el método de selección de su candidato y los casos de corrupción de sus políticos.
Rumbo a la plenaria de la Asamblea Nacional del PRI, el próximo sábado 12 de agosto, dos temas destacan entre las cinco mesas temáticas de trabajo que hoy y mañana reúnen a sus militantes: el método de selección de su candidato y los casos de corrupción de sus políticos.
Este tema, que los priistas abordarán en la mesa de "Rendición de cuentas y ética", a realizarse en el puerto de Mazatlán, podría significar una reforma a sus estatutos para castigar la corrupción, dice César Camacho Quiroz, coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados.
"No es un tema secundario, es un asunto central de la vida del PRI de esta generación", dice el legislador.
"El solo establecimiento de esa mesa revela el interés del partido por que ese asunto no sólo sea discutido en su sentido positivo, que es la ética y la rendición de cuentas, sino también en el negativo, que tiene que ver con la impunidad, la deshonra de la ley y el desapego a las obligaciones de la representación pública".
En los artículos 226 y 227 de sus estatutos, el PRI considera como causa de inhabilitación el "cometer faltas de probidad en el ejercicio de cargos o comisiones partidistas", y como causa de expulsión el "cometer faltas de probidad o delitos en el ejercicio de las funciones públicas que se tengan encomendadas".
De la mesa Rendición de cuentas y ética, asegura Camacho, habrá un dictamen -que se discutirá y aprobará en la plenaria de la Asamblea Nacional-, el cual reflejará la posición del PRI sobre la corrupción.
"Queremos un partido que aprecie los valores políticos de gente recta y condene las ilicitudes, la comisión de delitos, que castigue con sus estatutos a quienes deshonran la confianza depositada y pide a las autoridades competentes que, con investigaciones justas y correctas, apegadas a derecho, castigue penalmente a quienes transgreden la ley", dice.
Con tres exgobernadores detenidos recientemente como posibles responsables de casos de corrupción -Javier Duarte, Roberto Borge y Tomás Yarrington- al PRI le sobran motivos para ocuparse de la conducta de sus políticos, más allá de su Código de Ética.
En ese documento se lee lo que para el PRI es la honestidad: "Actuar con rectitud y probidad, procurando satisfacer los intereses de la República y el Partido y desechando todo provecho o ventaja personal, obtenido por sí o por interpósita persona".
BUSCAN BASES PARA 2018
Pero en tiempo electorales, el tema más atractivo en torno de la Asamblea Nacional del PRI es la discusión que emprenderá en su mesa nacional temática de Estatutos. Unos dicen que allí se decidirá el método de selección de su candidato a la presidencia en 2018. Otros aseguran que no.
"Si alguien tiene esa expectativa se va a dar un frentazo porque no va a ocurrir", afirma Camacho.
Asegura que la asamblea no resolverá la candidatura de 2018 ni deliberar sobre cuál es el método que el PRI escogerá para seleccionar a su candidato. "Para eso faltan muchos meses y hoy mismo los estatutos ya consideran una amplia variedad de opciones, de mecanismos, de posibilidades: desde las más estrechas hasta las más anchas", afirma.
Admite, sin embargo, que al respecto hay "opiniones diversas, pero no antagónicas". Dice: "En el PRI la unidad se construye después de la discusión y no por decreto, y todas las voces deben ser respetadas".
Entre esas voces está la de Ivonne Ortega, exsecretaria general del PRI y exgobernadora de Yucatán, que tiene intenciones presidenciales. A la cabeza de la llamada corriente Alianza Generacional, ella propone una consulta abierta a militantes, simpatizantes y ciudadanos para elegir al próximo candidato presidencial priista.
Los estatutos del PRI ya consideran este método como opción, afirma Camacho. Allí está la posibilidad de que quienes simpatizan con el PRI, con su declaración de principios y su programa de acción, puedan ser considerados en los procesos de postulación de candidatos, dice.
"Es una discusión que ya se dio y en donde el PRI resolvió hacer más anchas sus puertas. Por lo tanto, no hay tema".
EN PELIGRO DE DIVIDIRSE
Pero la amenaza de escisión acecha en el PRI. La posibilidad de que recurra a un candidato externo para la elección presidencial de 2018 ha dividido a ese partido en dos bloques que intentarán reconciliar posiciones al cabo de las reuniones de trabajo que llevan a cabo en distintos estados.
Por eso serán muy importantes los acuerdos que logren los priistas durante los trabajos de su mesa de Estatutos que se realiza en Campeche, dice María Marván.
"De cómo resuelvan sus diferencias, de su habilidad para tejer acuerdos y de la forma como queden unidos o divididos sus militantes dependerán las condiciones en que llegará el PRI a la elección del próximo año", afirma la investigadora.
Advierte que será fundamental que logren el consenso y no impongan una decisión que provoque la salida de priistas importante, "quienes además controlan clientelas que no trabajarían para el PRI en la elección de 2018".
La misma Ivonne Ortega ha abierto la posibilidad de una ruptura al comparar la actual disputa interna en su partido con el movimiento democratizador que encabezó en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo y que devino su renuncia a ese partido, junto a un amplio bloque de militantes.
"No cabe la comparación porque las condiciones son otras", responde Camacho. "En aquel entonces no hubo capacidad para escuchar a quienes tenían puntos de vista distintos y hoy todas las voces son bienvenidas, incluida la de Ivonne".
Sin embargo, no arriesga una opinión sobre la segura permanencia de los priistas inconformes. "Las renuncias y las afiliaciones son decisiones personalísimas y no soy el oráculo de Delfos", dice.
"Hago votos por que todos sepamos procesar nuestros puntos de vista, incluidas nuestras diferencias, en un clima de respeto, armonía y afán de construir acuerdos. "Al final, habrá respetar y darle la bienvenida a quien quiera entrar, y respetar y tenerle consideraciones a quien desee no quedarse".
El problema es que cuando el PRI se divide, dice Marván, tiene grandes problemas para organizar una campaña disciplinadamente y movilizar el voto.
Todo apunta hacia Meade
La próxima elección federal será inédita por el número de cargos públicos que estarán juego, afirma María Marván Laborde, académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y ex consejera electoral.
"Por supuesto la atención está fija en los que serán candidatos presidenciales, pero todos los partidos y las coaliciones tendrán que nombrar poco más de 3,000 candidatos", dice.
No todos los mexicanos votarán para elegir representes en esos 3,000 cargos, aclara. "En promedio votaremos para 629 puestos federales en juego, y ese número aumentará en cada uno de los 9 estados donde habrá elecciones locales".
Serán unas elecciones muy interesantes, afirma. Pero tenemos un problema nuevo en el país: "Nunca habíamos llegado a una elección presidencial con una situación partidaria tan fraccionada como ahora".
Explica que en el año 2000, cuando ganó Vicente Fox ganó la Presidencia, PAN, PRI y PRD sumaban juntos 90 % de los votos, y en 2015 apenas llegaron a 60 %.
Esta pérdida de votos ha obligado a los partidos a mover fichas y pensar en la posibilidad de un frente amplio opositor o de recurrir a un candidato no militante, como en el caso del PRI.
Ese candidato, afirma, se llama José Antonio Meade, secretario de Hacienda, quien se ha desempeñado ya al frente de otras tres dependencias: Desarrollo Social, Educación y Relaciones Exteriores.
"Están buscando gente de fuera porque, creo yo, realmente sí ven la posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador, gane la elección", dice.
"Lo ven como un rival muy fuerte y muchos partidos, no nada más el PRI, están viendo de qué manera hacerle frente al único candidato que ya está definido. En todos los demás, su candidato está por definirse. Pero no se pueden tardar demasiado", dice.
