HIGO, FRUTO BÍBLICO
Higo, fruto lúbrico.
Te miro en la rama y pienso en Tierra Santa. Te abro en dos para comerte y pienso en. Pienso. Pienso.
La higuera de mi casa es generosa. Tan generosa que ya le perdonó a Jesús haber maldecido a una de sus antepasadas. Da frutos para nosotros y para los pájaros. Cuando cortas un higo el árbol lo despide con una pequeña lágrima blanca.
Tanto he escrito de ti, higuera, que mis amigos dicen que es milagro que no te haya secado.Año tras año vuelvo a usarte, y año tras año me lo perdonas, como a Nuestro Señor.
Perdóname este nuevo pergeño y no me niegues tus frutos, a un tiempo celestiales y terrenos; a un tiempo evangélicos y sicalípticos. Yo también estoy hecho de cielo y tierra, como tú. Sólo que tú eres más del cielo, y yo más de la tierra. También eso tendrás que perdonarme.
¡Hasta mañana!...