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La sombra infantil del cobalto

En los mercados se lucha por un metal que produce niños mineros

Foto: Federico Scoppa/Getty Images

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REDACCIÓN S. N.

Sus consumidores habituales, compañías del ramo aeroespacial por ejemplo, están disputándose la producción global, unas 100 mil toneladas al año, con empresas como Apple o Tesla.

El cobalto es un metal vinculado a la construcción. Se trata de un catalizador muy efectivo con uso en la industria de la cerámica. Su polvo es empleado en la transformación del vidrio y es el encargado de darle un tono azul a la pintura.

Hace unos años no era una materia prima que llamara la atención. Sin embargo, el desarrollo de industrias vinculadas a la tecnología ha hecho que la situación de un giro de 180 grados.

Sus consumidores habituales, compañías del ramo aeroespacial por ejemplo, están disputándose la producción global, unas 100 mil toneladas al año, con empresas como Apple o Tesla. Las baterías para dispositivos electrónicos y coches eléctricos ya van ganando la batalla, acaparan 45 de cada 100 kilos que salen a la venta.

La resistencia probada ante las altas temperaturas y factores de corrección o fricción, lo convirtieron en una parte esencia de los aceros especiales empleados para fabricar motores, turbinas, herramientas de corte, y demás.

Entre sus propiedades también destaca que posee un isotopo radioactivo con aplicaciones que van desde servir al control de calidad de metales (en la detección de grietas, por ejemplo) hasta una utilidad médica en la radioterapia (para combatir distintos tipos de cáncer).

DÉFICIT

No es fácil de ubicar en estado puro. Hay yacimientos, en particular, en el continente africano. Un país especialmente atractivo es la República Democrática del Congo. De allí se extrae cerca del 50 por ciento del cobalto que se utiliza en el mundo. También sale de complejos en otros sitios, en otros países y continentes, pero como un mineral secundario. En México, se han encontrado pequeñas muestras en Michoacán, Puebla y Oaxaca.

Este año, los inversionistas se dan de topes por hacerse con reservas del escaso bien metálico. La disputa es motivada por los ambiciosos planes en torno a la fabricación de autos que se conectan a la corriente y la creciente fabricación de dispositivos de uso personal que funcionan gracias a baterías de litio.

La novedad de su alta demanda cogió al mundo por sorpresa. Hace apenas un par de años, se preveía que en 2030 el cobalto disponible no sería suficiente para hacer frente a las necesidades de la industria. La predicción, sin embargo, no fue muy atinada. Este año, según un estudio de la consultora Macquarie Research se espera un déficit de 900 toneladas que se mantendrá en 2018 y subirá a 3 mil 205 toneladas en 2019 y a 5 mil 340 toneladas en 2020. Según David Weight, presidente del Instituto de Desarrollo del Cobalto, la producción anual de cobalto en 2017 ascenderá a 100 mil toneladas, para el próximo año se espera que sean 130 mil.

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Foto: Archivo Siglo Nuevo

MERCADO

Hacer un celular requiere 65 gramos de cobalto y 2.4 gramos de sustancias escasas: 1.7 de tántalo, 0.54 de oro y plata, 0.01 de indio, galio y germanio, así como 0.05 de elementos del grupo del platino.

La demanda para las baterías de ion de litio, sin embargo, es lo que mueve a los inversionistas hacia quienes mantienen operando la extracción en suelo africano. La industria de los acumuladores de energía necesita de ese mineral para la fabricación de celulares, vehículos y ahora para los equipos que guardan la electricidad para mantener activos los aparatos en hogares con paneles solares. En el 2015, la empresa líder en la producción de baterias de litio fue Panasonic con un 20.5% de la cuota mundial (cerca de 576.2 millones de pilas), seguido por Samsung y LG.

Naciones como China están tomando medidas para garantizar el flujo del metal hacia sus fábricas y, al mismo tiempo, apoyar su economía haciéndose con reservas o asegurando participación en fondos de inversión vinculados con el cobalto.

China, uno de los principales consumidores del mineral, comenzó a adquirir grandes volúmenes. La amenaza de un posible desabasto fue más fuerte que la certeza de que no serán utilizados de inmediato. Según el Instituto de Desarrollo del Cobalto (CDI por sus siglas en inglés) al menos 6 mil toneladas se han almacenado en algún fondo de inversión mientras que el gobierno chino compró 5 mil toneladas.

Uno de los autos eléctricos de Tesla, el Model S, utiliza las batería de células de iones de litio. El coche ofrece a quienes ponen en él sus ojos una aceleración de cero a 100 kilómetros por hora en 2.5 segundos. Otras características llamativas son el sistema de piloto automático y un sistema de filtración que reduce las partículas de polvo en el interior del vehículo hasta en un 99.97 por ciento (esto se vende como una defensa contra ataques biológicos).

Además, la empresa desarrolló la línea de baterías Powerwall para uso doméstico. Este dispositivo puede almacenar energía renovable (eléctrica, solar). Esta tecnología llegó al mercado mexicano el año pasado. El costo del producto ronda los 150 mil pesos (la instalación va incluida). Su diseño, sin embargo, no está pensado para que un hogar dependa totalmente de esta fuente eléctrica. La empresa vente estas baterías como una opción para enfrentar apagones, desastres naturales, o algún “apocalipsis zombi”.

NIÑOS

La disputa por el cobalto trasciende el terreno del mercado y, por caminos escasamente humanitarios, se introduce en el ámbito social. El principal productor mundial, la República Democrática del Congo, se convirtió en el protagonista de un estudio publicado en enero de 2016 por Amnistía Internacional sobre explotación infantil.

Los medios de comunicación contribuyeron a difundir a nivel internacional que el cobalto de los celulares tan deseados en Occidente sale de las manos de un niño que trabaja como minero en África.

AI denunció que buena parte de la mano de obra en los yacimientos corresponde a pequeños de hasta siete años de edad que llegan a pasar hasta 24 horas dentro de las minas.

Los minerales procesados son exportados principalmente a China y a Corea del Sur y luego se suministran a empresas líderes a nivel mundial como Apple, Samsung Microsoft y Sony.

El organismo defensor de los derechos humanos solicitó a las empresas involucradas en esta cadena de explotación que “asuman parte de la responsabilidad” sobre el origen del material usado en sus productos.

En marzo pasado Sky News difundió un reportaje sobre las inhumanas condiciones de trabajo en las minas del Congo. La empresa informativa encontró que había laborando niños de cuatro años. Unos días después Apple anunció que suspendería temporalmente la compra de cobalto del país africano.

Foto: Panasonic
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Model S. Foto: Tesla
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