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ENFOQUE

Líderes y Dirigentes

Opinión. La gente de campo no eran simples dirigentes, sino líderes de opinión, se les respetaba.

Opinión. La gente de campo no eran simples dirigentes, sino líderes de opinión, se les respetaba.

RAUL MUÑOZ DE LEON

"Administramos el rancho o... matamos las víboras"; "Se le ve la zanca al pollo... y se le calcula el peso"; "P→ a los toros del jaral... los caballos de allá mesmo"; "P→ a qué son tantos brincos... estando el suelo tan parejo".

Son algunas de las muchas expresiones de la filosofía popular campirana que tienen aplicación práctica en la suigéneris política mexicana. Lo digo porque he tenido oportunidad y fortuna de tener relación amistosa con muchas personas de origen campesino y conocer su especial manera de pensar, de ver el mundo y la vida, afrontando con serenidad y extraordinario sentido común, situaciones difíciles y complicadas que requieren de mesura y audacia para tomar decisiones, que muchas veces las resuelven aplicando frases coloquiales como las enunciadas al principio de este Enfoque.

Especialmente he conocido a personas que, por su origen rural, llegaron a ser no sólo dirigentes de organizaciones campesinas, sino auténticos líderes que orientaban el rumbo de la organización y el sentido de su conducta permitiéndoles escalar posiciones políticas y participar en cuestiones de interés público tanto en el ámbito federal, como estatal y municipal; individuos que la falta de preparación académica o profesional, no fue obstáculo para demostrar su natural capacidad intelectual y su desarrollada intuición sobre la esencia de las cosas, atribuyéndole a cada asunto o situación su exacta y precisa dimensión que les permitía visualizar el problema y encontrar la solución adecuada.

De agudo ingenio, de mirada firme y taladrante, al mismo tiempo de carácter alegre, festivo, humorístico y sarcástico; irónicos y pícaros rayando en lo burlesco, pero siempre con trato respetuoso y cortés; era verdadero deleite platicar con ellos y escuchar su reflexión filosófica sobre problemas de diversa índole que exigían examen, análisis y decisión. Trabajaban y reían simultáneamente, atendiendo las exigencias y demandas de la gente que representaban, defendiendo con verdadera vocación los intereses de la gente del campo, por eso afirmo que no eran simples dirigentes, sino líderes de opinión a los que el gobierno respetaba y tomaba en cuenta su punto de vista, que muchas veces era diferente y hasta contrario al criterio oficial.

De grata memoria y respetuoso recuerdo son don Antonio Calzada Guillén, "Toño Calzada", como coloquialmente lo llamábamos, del Ejido Santa Cruz Luján, dirigente campesino a nivel estatal y diputado al Congreso del Estado, al fallecer se desempeñaba como oficial del Registro Civil; del Ejido Reforma, don Antonio (Toño) López Jasso, fue diputado local y regidor del Ayuntamiento de Gómez Palacio, célebre por su "chicle"; dicharachero y de sonrisa sardónica era don Reyes Cervantes Rodríguez, "Reyitos", famoso por las alegres fiestas que organizaba el Día de Reyes, en su Ejido Cuba, en las que servía además de barbacoa, asado y varias sopas, sabrosas gorditas de "horno" o de cocedor. Fiestas a la que asistían políticos, funcionarios y empresarios; Reyitos fue también en cierta época, miembro del Ayuntamiento; don Andrés Ramos Alvarado, diputado en la Legislatura local.

Don Felipe Miranda Batres, originario de Jauja, fue diputado local, además de presidente municipal de Tlahualilo, le gustaba y sabía cantar, deleitaba a la concurrencia, y seguramente lo sigue haciendo, entonando con sentimiento "El Pájaro Prieto" y "Caballo Prieto Azabache", corridos folklóricos de su preferencia, rivalizando en buena lid con don Jesús Medrano Ramírez, del Ejido Jiménez, dueño éste de una voz portentosa y bien entonada para el corrido. Igualmente recordamos con gusto a don Vicente "Chente" Soria Barbosa, también del ejido Jauja y que llegó a diputado federal suplente, respetado y temido porque era "grillo" y enigmático. De Tlahualilo también, y alcaldes de ese municipio, fueron Félix Cháirez Yáñez, Pedro López Mejía y Severo Flores Barraza, pragmáticos, audaces y decididos.

Don Vicente Olague Enciso, del Ejido Las Huertas, dirigente y regidor del Ayuntamiento; León de la Torre, Reyes Tonche, Lupe Fernández, Esteban Cerda, Chava Ordaz, Chuy Hernández, Manuel Santoyo, ejidatario de Los Ángeles; don Alfredo, conserje y velador de la antigua Casa del Campesino, papá de Melita, secretaria de la CNC de Gómez Palacio, modesto pero agudo en sus comentarios; Cirino Olvera Espinoza, afable, bonachón, síndico municipal al fallecer el titular que era don Basilio López Arámbula, y más tarde fue diputado federal por la CCI.

Vendría después una nueva generación de dirigentes campesinos que también dejaron huella. Encabezada por Lázaro Pasillas Rodríguez, a quien se le conocía como "el general" porque él mismo intentaba emular al General Cárdenas, con el cual se identificaba, rindiéndole honores por la acción política agraria desarrollada en favor de los intereses de la clase campesina; Pasillas tuvo y gozó de la protección y apoyo político de Salinas de Gortari quien lo hizo diputado federal.

A todos ellos, a los que ya se fueron y a los que aún están con nosotros, a los que mencioné y a los que involuntariamente omití, los saludo con respeto donde quiera que se hallen, porque hayan hecho lo que hicieron, bueno, malo o regular, actuaron de acuerdo a las circunstancias sociales, económicas y políticas que les tocó vivir, sorteando con éxito las barreras y obstáculos que encontraron en su camino y alcanzaron de alguna manera los objetivos que se plantearon. Seguramente, hoy, sus hijos, sus nietos y demás familiares los recuerdan con alegría y se sienten orgullosos de su trabajo.

Reflexiones filosóficas, lecciones de vida, enseñanza natural del ser humano, son atributos de estos líderes y dirigentes que trasmitieron a las generaciones que les siguieron, demostrando que no se necesita ir a la Universidad ni tener un título profesional para abrirse paso, ser triunfadores y alcanzar el éxito; se requiere de inteligencia, talento y capacidad; cierto, porque cito aquí lo que escuché alguna vez de Horacio Torres Castillo, de feliz memoria a quien saludo con afecto y respeto: "La Universidad te hace estudioso y receptor de conocimientos, pero no te quita lo pendejo, pues la inteligencia es un don natural que no se adquiere; se nace con él". Estoy de acuerdo.

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