Siglo Nuevo

El novelista obstinado

Malcolm Lowry, un escritor marinero

Malcolm Lowry reclinado en una silla de cubierta en Dollarton, 1945. Foto: University of British Columbia Library/ Malcolm Lowry Collection.

Malcolm Lowry reclinado en una silla de cubierta en Dollarton, 1945. Foto: University of British Columbia Library/ Malcolm Lowry Collection.

ALFREDO LOERA

Existen libros que tuvieron muchos obstáculos para ser escritos y publicados. Casi siempre el lector únicamente valora el volumen terminado sin saber cuál es su historia. A veces el proceso de gestación es igual de atractivo que la narración.

Nació en 1909 dentro de una familia acomodada de Inglaterra. Se crió en las cercanías de la Universidad de Cambridge. Se dice que su madre no se preocupó mucho por él. Si bien comenzó a beber a la edad de 14 años, Lowry tenía el porvenir asegurado gracias a los negocios de su padre y éste esperaba verlo graduarse con honores; sin embargo, desde joven tuvo una personalidad rebelde. Quizá influido por narraciones como La isla del tesoro, Moby Dick o El corazón de las tinieblas, el futuro escritor quería aventuras.

En 1927, convenció a su familia de que lo dejaran trabajar durante las vacaciones en el muelle de Liverpool. Los marineros lo vieron llegar en un automóvil lujoso acompañado por sus padres. Lo creyeron un loco por su deseo de laborar con ellos. Pasadas unas semanas, un capitán lo aceptó y zarpó en un barco de la mercante inglesa hacia el Lejano Oriente.

Es conocido por cartas e incluso por menciones en su más afamada creación, Bajo el volcán, que la experiencia fue un fiasco. No hubo acontecimientos relevantes, no cazaron ballenas y, lo peor de todo, el trabajo ni siquiera resultó rudo. En la primera mitad del siglo XX los peligros del XIX se habían reducido al mínimo; con el uso de motores hidráulicos las actividades se limitaron a presionar botones. Los marineros, según Lowry, parecían ingenieros aburridos y no aventureros atraídos por tierras inhóspitas. Tras cinco meses de viaje, sus familiares esperaban el retorno de un hijo emocionado y satisfecho, pero no fue así. Regresó aún más confundido.

SUICIDIO

Vivió en un ambiente culto, no faltaron ni libros ni arte, pero su interés en el oficio de las letras llegó hasta los días en Cambridge. A falta de un plan atendió la solicitud de su padre e ingresó a la universidad. Eligió la Facultad de Letras. Al cabo de tres años egresó, ya perfilado hacia su futuro.

No obstante, su paso por las aulas, y el resto de su existencia, quedó marcado por un evento fatal: su compañero de cuarto, Paul Fitte, joven depresivo, se suicidó. Años después, Lowry confesó que su condiscípulo, ya con experiencia en menesteres homosexuales, se le había insinuado y él lo había rechazado.

Al concluir la etapa universitara, el escritor disponía de material para dos elementos de su bibliografía. Una de ellas, Ultamarino, basada en su periplo en alta mar; la otra fue un texto editado de manera póstuma en 1968: Oscuro como la tumba donde yace mi amigo.

EL ALCOHOL

Malcolm Lowry hizo literatura con su alcoholismo. Como ya se mencionó, desde muy joven era asiduo a beber sin moderación. De las aulas universitarias se trasladó a Londres, donde entró en contacto con el ambiente bohemio de la época. Conoció al poeta Dylan Thomas, célebre tanto por sus versos como por su capacidad para ingerir sustancias etílicas (murió de una congestión en una gira a los Estados Unidos en 1953). Sin embargo, a inicios de los treinta, la carrera literaria del inglés no acababa de despegar.

En un viaje a España conoció a su primera mujer: Jan Gabrial. La relación fue autodestructiva y la parranda constante. Viajaron a varias ciudades europeas para afianzar sus carreras, ella quería triunfar como actriz. Decidieron ir a los Estados Unidos a probar suerte en Hollywood, pero no resultó. Su siguiente parada fue México, donde la industria del cine estaba en su auge. Por la incapacidad del narrador para controlar su adicción al trago, Jan decidió abandonarlo. El matrimonio colapsó en 1937.

Tal es el tema de Bajo el volcán (1947), que ocupa el onceavo lugar en el listado de las 100 mejores novelas de la centuria pasada de la editorial Modern Library.

El libro, con importante carga autobiográfica, narra la historia de Geoffrey Firmin, un excónsul del gobierno británico en la ciudad de Quanahuac, nombre en náhuatl de Cuernavaca. El ex diplomático es abandonado por su mujer, Ivonne, y en el Día de Muertos de 1938, ésta decide regresar para intentar rescatar el matrimonio. Sin embargo, Firmin no está dispuesto a renunciar a su rutina de mezcal (como tampoco lo estuvo Lowry).

Lowry es el único literato extranjero que verdaderamente ha entendido la realidad de México: fue capaz de percibir su atmósfera despojada de lo exótico.

La áspera relación de Geoffrey con su entorno cercano se debe a que Ivonne le fue infiel con Hugh, medio hermano de Firmin. La reconciliación pues, resultaba imposible. La anécdota puede parecer sencilla, casi un lugar común; sin embargo, la prosa delirante eleva la obra del británico a otra categoría.

El célebre prosista, esto es un punto destacado por la crítica, adoptó símbolos como el Día de Muertos o los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl para elaborar una trama llena de poesía. Expertos coinciden en que Lowry es el único literato extranjero que verdaderamente ha entendido la realidad de México: fue capaz de percibir su atmósfera despojada de lo exótico, defecto de perspectiva estética cometido por artistas y escritores tanto extranjeros como nacionales que buscan lo extravagante del folclore nacional, por ejemplo, D.H. Lawrence y su Serpiente emplumada y Octavio Paz con su Piedra de sol. El discurso de Bajo el volcán está poblado de simbolismos y de humanismo, también es un estudio personalísimo acerca de cómo llega a ser la vida de un adicto a la botella.

TRES VECES

La historia de cómo se elaboró una de las mejores obras del siglo pasado podría ser otra novela. Lowry, abandonado por su mujer en un país extraño, se hace famoso en las cantinas de Cuernavaca. Hoy día, todavía se le rinden homenajes en establecimientos como La Estrella. En el sur mexicano, y de la mano del mezcal, tanto Malcolm como su personaje hallaron uno de sus periodos más oscuros.

En 1938, la Secretaría de Gobernación le aplicó al inglés el artículo 33 de la Constitución. Una versión dice que el periodista y escritor Fernando Benítez contribuyó a que el dipsómano fuera expulsado del país; el propio Malcolm comentó que podía haberse evitado problemas entrando en la dinámica de la 'mordida'. En cualquier caso, el narrador y poeta salió de México física y moralmente destruido. En su prosa se aprecia con facilidad su obsesión por reelaborar todas estas vivencias.

En Los Ángeles conoció a su segunda mujer, Margerie Bonner, escritora y actriz. Con ella encontró cierta estabilidad y pudo sentarse a escribir. Sin embargo, las recaídas en el alcoholismo fueron frecuentes. Sometida a los vaivenes de su intoxicado autor, Bajo el volcán fue redactada en tres ocasiones.

Tras concluirla por vez primera, Lowry, su mujer y varios amigos salieron a festejar. La parranda fue tan excesiva que a la mañana siguiente no se supo dónde había quedado el manuscrito. Lowry lo buscó durante meses, sin éxito, en los diferentes establecimientos de la ciudad angelina. No tuvo más remedio que reescribirlo.

La pareja se mudó a Canadá. Vivieron en una cabaña en Vancouver. Fueron días tranquilos y Malcolm pudo terminar la segunda versión, pero un incendio acabó con el hogar y con todas las pertenencias del matrimonio.

Algunos críticos han afirmado que gracias a las reelaboraciones la historia de Geoffrey Firmin es casi perfecta. Después de una larga espera, y superada una travesía por once casas editoriales, la obra llegó a los estantes en 1947.

A lo largo de su vida, Malcolm Lowry sólo publicó Ultramarino y Bajo el volcán. Nunca dejó el alcohol y murió a unas semanas de cumplir 48 años.

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Foto: Fundación Malcolm Lowry
Foto: Fundación Malcolm Lowry
Malcolm Lowry reclinado en una silla de cubierta en Dollarton, 1945. Foto: University of British Columbia Library/ Malcolm Lowry Collection.
Malcolm Lowry reclinado en una silla de cubierta en Dollarton, 1945. Foto: University of British Columbia Library/ Malcolm Lowry Collection.
Margerie Bonner. Foto: Jobyna Ralston
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