Columnas Social

La generación XII, la generación de los cien

DR. LEONEL RODRÍGUEZ R.

(Primera parte) El pasado 22 de junio, recordamos una vez más la culminación de nuestros estudios universitarios y de la noche aquella, 22 de junio de 1973, cuando en compañía de familiares, amigos y maestros de la ahora Facultad de Medicina, recibíamos la constancia que nos acreditaba como estudiantes listos para emprender la marcha a los hospitales de la región, del Estado y algunos en otros lugares de la República, para iniciar el año de Internado Rotatorio de Pregrado, todo esto sucedido hace, ¡increíblemente!, 44 años. Para conmemorar esta magna celebración, como ya es una tradición, se llevó a cabo en un lugar paradisíaco ubicado en Parras de la Fuente, Coah., Pueblo Mágico, ¡Pueblo que enamora!, el 26, 27 y 28 de mayo pasado, donde se dieron cita un buen número de sus egresados, quienes disfrutaron en grande estar reunidos como en muchas ocasiones anteriores. Una vez, el comité organizador estuvo encabezado por un gran amigo de todos nosotros, Armando Fernández Sepúlveda, en aquellos años juveniles de los 60 y 70, mejor conocido como “El caballo Fernández”, ahora simplemente como ¡El penco viejo!, y por supuesto, contó con la colaboración de otros buenos amigos y amigas de la generación. De cuántas cosas presumimos la Generación de los Cien, la conocida Generación XII (1968 - 1973) de la actual Facultad de Medicina, y entre algunas de ellas, haber tenido en nuestros tiempos, una planta de maestros, de catedráticos a la altura de las mejores escuelas y facultades de medicina del país; sin embargo, el paso del tiempo, el transcurso de cerca de medio siglo, el Todopoderoso los ha estado llamando a su lado, no obstante, aún contamos entre nosotros con dos grandes maestros de la época: El Dr. Francisco Balderrama Ruiz y el Dr. Alfonso Valdés Cortés, para quienes va nuestro cariño, respeto agradecimiento y admiración. Para ser honestos, los cinco años de la carrera fueron espectaculares, hermosos, inolvidables, claro, descartando tan sólo aquellos días previos a la presentación de los exámenes finales, sobre todo, con el “coco” de toda la carrera de medicina: la anatomía, la fisiología y la bioquímica, impartida en aquellos tiempos por tres grandes maestros: el Dr. Jorge Siller Vargas, el Dr. Carlos Ramírez Valdés y el Químico Bulmaro Valdés Anaya; después de aprobar estos tres “cocos”, sentíamos que ya era nada más cuestión de tiempo y mucha paciencia, pero mucha paciencia, para “sentirnos médicos”. Después, como por “arte de magia”, se deslizaron como agua entre las manos, los cinco años de a carrera y una noche lluviosa de junio de 1973, cien orgullosos estudiantes de medicina nos convertiríamos unos días más en médicos que nos iríamos a enfrentar a un año de práctica en hospitales de la región conocidos como Internado rotatorio de pregrado. Un año después, en agosto de 1974, fuimos reunidos para ofrecernos las plazas de servicio social que nos ofrecía la Secretaría de Salubridad y allá vamos a cumplir con este gran compromiso que teníamos con la Universidad de Coahuila, con Nuestra Alma Mater, y sobre todo, con nuestro país. Y fue a partir de agosto del siguiente año, cuando todos y cada uno de nosotros nos fuimos enfrentando al tan temido, pero a la vez deseado, Examen Profesional. Como un hecho histórico para nuestra generación, hay que recordar que fue nuestro gran amigo y paisano, el Dr. Alfredo Guitrón Cantú, originario de Nueva Rosita, Coah., quien se nos adelantó unos meses a presentar aún antes de terminar con el año de Servicio social su Examen Profesional el 24 de abril de 1975.

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