En el segundo día de la Copa Confederaciones, la polémica se desató con el uso del llamado "videoarbitraje", en el que auxiliados con cámaras y tecnología, los árbitros tienen la facultad para revertir decisiones ya tomadas.
Un primer gol de Portugal a México, uno de Chile a Camerún y uno validado de la misma "Roja" a los africanos, fueron las decisiones que cambiaron los silbantes después de ver las respectivas repeticiones.
Además, revisaron una jugada de gol de los portugueses en la que no queda claro qué había que revisar. Y dejaron de revisar la del gol del empate de México, en la que el técnico portugués, Fernando Santos, argumenta que no se sabe quién (jugador) empujó a quién.
El videoarbitraje tendría que ser solución y no crear nuevos problemas, sin embargo, quien controla y quien toma las decisiones apoyados en esta nueva modalidad son los árbitros, los mismos personajes tan humanos de siempre.
No es raro pues que se sigan cometiendo errores en pos de buscar justicia; al final, son las personas las que se equivocan según su apreciación. Y esto no es nuevo, pasa en la NFL, de donde seguido tomamos referencia cuando queremos pedir que el futbol sea más justo. Con varias tomas de una misma jugada, repeticiones, tiempo y la mirada de varios jueces, no siempre se toma la decisión que deje tranquilos a todos (tanto espectadores como protagonistas en el campo).
Un francés, un serbio y un senegalés fueron los encargados de las revisiones en la cabina en el encuentro entre Chile y Camerún, en la Arena Spartak, de Moscú. Ni siquiera se trata de personas con la misma lengua materna, pero si fueran de la misma nacionalidad, seguramente se prestaría a malas interpretaciones.
A pesar de la victoria conseguida, al técnico de Chile no le convenció en un principio el uso de este "videoarbitraje".
Ni hablar del estratega luso, quien se queja de lo mismo.
En fin, el tema del mal arbitraje no termina con el uso de la tecnología. Ahora habrá que capacitar bien a los silbantes y definir cuando sí y cuando no se revisan las jugadas.
De lo contrario, entrenadores, jugadores y directivos tendrán más excusas cuando los resultados no les favorezcan. Por ahora, solo están probando.
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