Son felices. Hoy, don Manuel y don Juan felicitan a todos los papás de la Comarca Lagunera. (EL SIGLO DE TORREÓN)
"Las puertas están abiertas para cuando quieras venir". Aunque están agradecidos con todas aquellas personas que les visitan sin conocerlos y que amablemente les llevan música, alimentos y regalos, hoy, Día del Padre, hay dos varones de la tercera edad que anhelan un encuentro con los suyos; especialmente con sus hijos.
Uno de ellos es Don Manuel Hernández Muñoz, que habita en el asilo de ancianos de Gómez Palacio desde hace dos años y que tiene más de 20 años sin saber de María del Socorro, "su niña", como él le dice a su única hija que el próximo 22 de septiembre, cumple 32 años.
"Ser papá es una gran satisfacción, es sentirse una persona de provecho, que ha cumplido una de sus metas, el ser padre es uno de los mayores logros que puede tener un hombre, es una gran responsabilidad y más en la actualidad, que hay mucha gente maldosa, que abusa, que roba, que maltrata", dice el hombre.
Don Manuel es originario de Torreón, Coahuila, tiene 65 años de edad, pero expresa con una sonrisa en su rostro que se siente "como de 15". Sentado en un sillón, portando sus gafas y visiblemente emocionado, le envía un mensaje a su hija:
"Siempre pidiéndole a mi Señor, a mi Dios, que te dé salud y mucho bienestar para que sigas adelante, por el buen camino de la vida, cuídate y apóyate con tu mamá. Quisiera que vinieras ahorita, aunque sea de visita, pero yo sé que andas ocupada, aún así, espero que en cualquier momento me des la sorpresa, ya sabes donde voy a estar, puede ser el día de mi onomástico, de mi cumpleaños, serías mi mejor regalo, no me olvides", expuso.
Luego de que se accidentó y después de quedarse sin empleo, un pariente lo llevó al asilo, un sitio que ahora se ha vuelto su hogar.
Otro papá es Don Juan, de 77 años de edad, originario del municipio de Indé, Durango y que llegó a La Laguna desde hace 30 años, a trabajar de velador y como emprendedor. "Pero mi hermana murió, me pegó una embolia, vivía con una sobrina, ella me recogió, duré siete años con ella, no podía caminar ni nada, pero en el lugar donde estaba yo, era rentado y ya no había lugar para mí, fue entonces que llegué aquí, ya tengo tres años", cuenta.
Don Juan tiene una hija que vive en esta ciudad y que asegura, lo visita de vez en cuando. "Pero la que más me procura es mi sobrina, dice que vendrá a sacarme y pues la estoy esperando".
El señor, que actualmente se acompaña de un bastón para poder andar, considera que los 39 adultos mayores que se encuentran en el asilo, se han convertido en su familia. "Los de afuera son familiares, pero ésta es mi familia. Ser papá es valorar la vida, el Día del Padre es muy importante, si es que llego porque uno ya ni sabe, la muerte de repente llega, pero si llega, me sentiré muy contento, gracias a Dios ahorita valoro la vida y a las personas".
FELICITAN A LOS PAPÁS
Pese a no estar ni convivir frecuentemente con su familia de sangre, Don Manuel y Don Juan aseguran que son muy felices. Hoy, envían una felicitación a todos los papás laguneros. "Decirle a todos los padres que tengan un feliz día, que la pasen bonito y que no tomen mucho".
"Agradecer a toda la gente que nos trae presentes, alimentos y que nos da compañía desinteresadamente”. — Don Manuel Hernández, papá