Después de la ridícula función del pasado sábado en Las Vegas (sí así de ese tamaño), me ha quedado más claro que, el mejor boxeador que ha dado nuestro país y que tal vez cuando salga uno como él ya muchos no estemos aquí, es y seguirá siendo el legendario Salvador Sánchez Narváez que marcó toda una leyenda en la división pluma y que sólo la huesuda, en un accidente automovilístico, lo pudo vencer en aquella noche trágica de agosto de 1982.
Y también estoy seguro que muchos aficionados al box, estarán en desacuerdo ya que, para la gran mayoría de los mexicanos, Julio César Chávez padre es quien se encuentra en la cima de este renglón pero los que tuvimos la fortuna de ver al desaparecido boxeador de Santiago Tianguistenco, coincidirán de que el estilo, la disciplina y la manera de ver esta profesión, lo llevaron a la cúspide del pugilismo.
Prácticamente saliendo de la nada, sorprendió a todo mundo cuando el 2 de febrero de 1980, le arrebató el campeonato de peso pluma avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (C.M.B.), al norteamericano Danny López mejor conocido como "El Coloradito" al noquearlo en 13 episodios a lo que después, defendió el título en seis ocasiones incluyendo una revancha con el boxeador que se crió entre la tribu Piel Roja pero después, se le presentó el momento más sublime de su carrera.
La división inferior, a saber peso supergallo, se encontraba reinando el puertorriqueño Wilfredo Gómez que era el tipo más pedante y sangrón que existía sobre la tierra y que sólo le faltaba que se pusiera la playera del América ya que nadie le hacía sombra porque hasta sus rivales y ante la complacencia del tercero sobre la superficie, los seguía golpeando cuando ya estaban en la lona tal el caso de nuestro paisano Carlos "El Cañas" Zárate cuando éste, siendo campeón mundial de peso gallo, fue a la famosa Isla del Encanto sólo para meterse en una jaula llena de leones.
Entonces el boricua y sintiéndose la mamá de Superman, invadió el peso pluma retando a Salvador Sánchez y después de que firmaron el contrato de la pelea y fiel a su costumbre, empezó con sus habladurías y diciendo que lo iba a destronar, que lo iba a retirar, y puro bla, bla, bla, bla sin embargo a lo único que acertó de todas las babosadas que dijo, fue que la pelea terminaría en ocho rounds sólo que fue al revés.
Y entonces el 21 de agosto de 1981, llegó el día de su consagración para Salvador Sánchez (recuerdo que la pelea la tuvimos que escuchar por la radio ya que fue lo que ahora se llama pago por evento) cuando se enfrentó a Wilfredo Gómez y que desde que arrancó la pelea, el muy asusto llamado "niño consentido de las monjas", tuvo la torpeza de tratar de noquear al campeón pero toma chango tu banana ya que el mexicano, que era uno de los mejores contragolpeadores, lo mandó a la lona en el mismo primer episodio y de ahí para adelante hasta que, en el octavo asalto, le hizo pagar su osadía.
Y ahora con la magia de la electrónica, la podemos revivir con la inigualable narración de Don Toño Andere y aprovecho para felicitar a todas las mamás por el día de ayer 10 de mayo; mi respeto y admiración.
