Catón
Sé lo difícil que será que publiquen esto en El Siglo de Torreón, pero creo que debo expresar mi opinión acerca de un colaborador por muchos años y de un prestigio indiscutible. Me refiero al señor Armando Fuentes Aguirre, al cual leo desde hace más de cincuenta años. La columna Mirador, que es según recuerdo la más antigua y es la que leo desde joven siempre ha sido dotada de ingenio breve, pero siempre con algún mensaje útil para el lector. Será cuestión de la edad, o de que no sabe inglés y no lee noticias en este idioma, pero a últimas fechas le ha dado por atacar al nuevo presidente de Estados Unidos, al Señor Trump, y lo hace de tal forma que exagera y lo compara con Hitler y Musolini cuando no hay forma de justificar esta comparación. Si el señor Fuentes es partidario de los demócratas y liberal, partidario del aborto y defensor de la comunidad o asociaciones gay de lesbianas y homosexuales, está en todo su derecho, como lo estoy yo en opinar que Donald Trump no se parece a Hitler, ni a Musolini. Por desgracia, también le ha dado por opinar de teología cuando es notorio que desconoce el tema y cae hasta en herejías y opiniones contrarias a lo que la Iglesia Católica enseñó por siglos.
Dice, y es posible que lo cumpla, que no va a ir a Estados Unidos mientras este señor sea presidente, pues ni falta que les va a hacer, creo que más pierde él por las conferencias que va a dejar de ofrecer, y según estimo van a ser ocho años para que termine su mandato el señor Trump, así es que es muy posible que no lo vuelvan a ver por aquellos lares.
Admiro y he adquirido la mayoría de los libros que ha escrito, se ve imparcial y que hizo su tarea de investigar y documentarse antes de escribir. De lo que no puedo decir lo mismo es de su columna De política y cosas peores, que está llena de vulgaridades y chistes de mal gusto e inmorales que hace años.
El Siglo de Torreón no los hubiera publicado. Lo que les aseguro es que poco a poco, pero de manera constante va a perder lectores, no serán cuatro como él dice, pero conmigo sí es uno menos.
Raymundo Portilla,
Torreón, Coahuila.
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Ecuador como síntoma
En Ecuador, el sucesor de Rafael Correa, Lenin Moreno, ha ganado con un amplio margen en la primera vuelta de las elecciones presidenciales ecuatorianas. El conveniente cambio de ciclo, tras diez años de populismo, no va a ser ni rápido ni fácil ni inmediato. La oposición ha cometido el error de concurrir a las elecciones presidenciales dividida. Y, a todas luces, ha minusvalorado la implantación del populismo correísta.
Los diez años de presidencia de Correa tienen dos caras bien diferentes. La subida del precio del petróleo permitió a Correa hasta 2015 un política expansiva de gasto con importantes inversiones en servicios sociales. El ya expresidente, haciendo frente a la epidemia de la desigualdad, consiguió mucho apoyo. Apoyo que se ha mantenido en los dos últimos años a pesar de que la crisis está pegando fuerte en el país.
Valentín Abelenda Carrillo,
Girona, España.
