Vientos poéticos de escándalo
Desde que supe que al poeta español León Felipe los laguneros le mostraron su aprecio con un escandaloso rechazo en el Casino de La Laguna sentí curiosidad de conocer la causa. Lo habían invitado a dar una conferencia el 15 de julio de 1949, a la que tituló “España y el viento”.
La curiosidad me inquietó cuando conocí una inserción pagada por los administradores del casino en El Siglo de Torreón, fechada el 16 de julio aunque publicada el 17 de aquellos mes y año. Según los directivos el poeta se dedicó a expresar “desahogos políticos y a revelar su aguda clerofobia”.
El texto añade que León Felipe se refirió en forma insultante, “no sólo a una personalidad de altas virtudes, reconocidas por creyentes y por incrédulos, tanto en nuestra patria como en el extranjero, como es la del respetable primado de la Iglesia Católica de México, monseñor Martínez, sino vertiendo denuestos contra los altos jerarcas de la misma Iglesia.”
Creo que los supuestos agravios causaron la airada publicación. Por otra parte, a mediados de febrero de este 2017, por los caminos fraternales de la literatura me llegó un opúsculo que contiene el texto completo que en aquella ocasión leyó el poeta. Lo publicó en Torreón Juan Manuel López Reyes y lo presentó el día 17.
La edición es -se decía antes de la moderna tecnología- facsimilar. Además es reproducción del manuscrito. López Reyes puso ante nuestros ojos las palabras de puño y letra de León Felipe. Para leerlo necesita uno montarse los anteojos de paleógrafo porque no pocos términos no se entienden.
En su texto, el poeta menciona tres de sus colisiones con los religiosos. La primera en España, en donde la palabra es el motivo: “En alguna ciudad me ha excomulgado el arzobispo, me han apedreado los sacristanes y los lebreles del tirano no me han dejado hablar.”
“En Medellín, ciudad levítica y farisaica y filistea de Colombia, por donde pasé ahora hace dos años, me sucedió que la prensa reaccionaria y clerical dijo que yo era un rojo sacrílego […] iba gritando y blasfemando por la América española”.
“A los mexicanos les trajo el arzobispo Martínez un Dios blando, cómodo, tolerante, con las mangas de la túnica muy modernas y muy anchas para poder bendecirlo todo […] Un Dios que le abre las puertas del cielo a todo aquel que se afilie en el partido católico; cumpla o no con el decálogo […]”
El manuscrito del poeta incluye muchas otras alusiones para infamar a clérigos, sacristanes, arzobispos y hasta al papa. Todo ello es lo que no soportó el auditorio reunido en el Casino de la Laguna aquel 15 de julio de 1949.
Cabe aclarar que el facsímil del manuscrito ostenta bastantes tachaduras. Muchas de ellas sobre execraciones contra las jerarquías católicas. Son tantas y de forma tan diversa que me atrevo a pensar que los pliegos pasaron por varias manos piadosas que quisieron ablandarlo.
Como anoté antes, cuesta no poco trabajo leer el texto a mano, con letra pegada, del poeta español. Pero vale la pena fatigar a la vista leyéndolo. Para la gente de La Laguna puede tener instantes de estremecimientos emotivos porque menciona varias veces a Torreón.
El opúsculo de cincuenta páginas encuadernado a caballo incluye otros poemas de León Felipe relacionados con la comarca, la inserción pagada por los administradores del Casino de la Laguna y una columna periodística de Manuel Guillermo Lourdes, pintor de las efigies religiosas del templo del Perpetuo Socorro.
Como escribí antes, la publicación es edición de Juan Manuel López Reyes. Si alguien siente deseo de adquirirla, para localizarlo quizá la investigación empiece en el directorio telefónico o en el siempre solícito internet. El texto es interesante para quienes sean de lo que el poeta llama “partido católico” o para los que apestamos a azufre.
