REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 19
Camino al lugar donde habrán de celebrarse las memorables bodas de Camacho, el rico, con la hermosa Quiteria, que con gran aparato serán "en un prado que está junto al pueblo de la novia", conversa don Quijote "con dos como clérigos o como estudiantes y con dos labradores" que se encontró y van rumbo a dichas bodas.
Discuten sobre la diferencia en linajes de los novios. El de ella "aventaja al de Camacho; pero ya no se mira en esto; que las riquezas son poderosas de soldar muchas quiebras". Es decir, que hay un contraste entre el linaje de la hermosa Quiteria, cuya familia sin embargo carecía de fortuna, y la enorme riqueza de Camacho cuya familia carecía del linaje de ella.
En la conversación se hace referencia al joven Basilio, enamorado de la bella Quiteria, como ella de él, "desde sus tiernos y primeros años" pero que "no tiene tantos bienes de fortuna como de naturaleza".
Los bienes de naturaleza que tiene Basilio lo pintan como "el más ágil mancebo que conocemos, gran tirador de barra, luchador extremado y gran jugador de pelota; corre como un gamo, salta más que una cabra y birla a los bolos como por encantamiento; canta como una calandria y toca una guitarra que le hace hablar, y, sobre todo, juega una espada como el más pintado".
"Por esa sola gracia", la de la espada, dijo don Quijote que ese mancebo Basilio merece casarse con la hermosa Quiteria.
"- ¡A mi mujer con eso! -dijo Sancho Panza, que hasta entonces había ido callando escuchando-, la cual no quiere sino que cada uno case con su igual, ateniéndose al refrán que dice 'cada oveja con su pareja'".
En tiempos de Cervantes, Sebastián de Horozco explicó en versos este refrán así:
Bien parece la igualdad / y más en los casamientos / y mal la disparidad / en linaje y en edad / porque causa descontentos / / Ni muchacho con la vieja / ni señora con villano / está bien, pues cada oveja / a juntar con su pareja / es lo mejor y más sano.
