En el sueño te me apareces, Terry, amado perro mío. Vuelves a ser, entonces, y yo vuelvo a ser yo contigo. Vamos juntos por el camino de la vida, y es un gozo el camino, y la vida es un gozo.
Estoy seguro de que a veces me sueñas tú también. El amor trae consigo los sueños. Los dos éramos jóvenes entonces. En la mañana salías de la casa. No sé qué irías a buscar. Espera: sí lo sé. Era lo mismo que en las noches salía a buscar yo.
Ahora tú ya no eres, y yo estoy aprendiendo a ya no ser. Te propongo que no dejemos nunca de recordarnos, ni tú a mí ni yo a ti. Ser recordado ¿sabes?, es no morir del todo. Sólo muere en verdad lo que se olvida. No le temamos a la muerte; sí al olvido.
Acuérdate de mí, Terry mío. Suéñame. No me dejes morir. Yo te recordaré en el sueño, y volverás a ser. Encontrémonos en la vida de los sueños, igual que una vez nos encontramos en los sueños de la vida.
¡Hasta mañana!...