"Lo tenemos que hacer forzosamente de la mano de los ciudadanos, si no, no va a funcionar" Diputados del Congreso de Nuevo León
La comisión de actos de corrupción es uno de los reclamos más frecuentes de los ciudadanos; actos en los que concurren dos actores: quien corrompe, y quien se deja corromper, esto es de todos sabido. Como también lo es que la corrupción hace tiempo que tomó carta de naturalización en nuestro país, a tal grado que la hemos considerado como un hecho natural; sin embargo, a pesar de que forma parte de nuestro entorno y cultura, los límites a que ha llegado son ya intolerables, y por ello estos reclamos son cada vez más fuertes y generalizados.
Existen otros actores, activos y decisivos, que intervienen en este escenario de la corrupción: los legisladores, a los que poca atención se les ha prestado a pesar de que no cumplen con la tarea fundamental que es la representación social. Claro que esto lo debemos en gran medida al tipo de representación que hacen y los intereses que favorecen; visto así, vale preguntarnos ¿por qué los legisladores no representan los intereses de los ciudadanos? Porque los ciudadanos no son quienes los proponen para que compitan por una curul en el Congreso, lo que significa que los intereses a representar son los del partido que los postula y, más específicamente, los del grupo o la persona que dirige el partido y lo controla como si fuera una franquicia o un negocio.
Estamos ante una entidad de interés público, donde lo público se pervierte y se usa como moneda de cambio, que luego se transforma en más recursos para un partido, o para una coordinación en el Congreso, o más viajes para practicar el turismo legislativo. En otras palabras, la representación se hace a partir de la línea que fija quien lo llevó a competir en una elección; por lo anterior, y como lo afirman los legisladores de Nuevo León en la exposición de motivos para reformar la constitución local y promover la creación del Sistema Estatal Anticorrupción, el cambio se tiene que hacer con el acompañamiento de los ciudadanos.
El ejemplo de Nuevo León (autonomía a los órganos e instituciones responsables de combatir la corrupción, transparentar el proceso que los llevó a la aprobación de la desaparición del fuero, la revocación del mandato, entre otros cambios importantes) nos debe servir de referente en Coahuila, para tener el cuidado necesario en nuestro propio proceso y seguir en corto y de manera permanente la actuación de los legisladores que dicen representarnos. Si partimos de la autonomía formal, y el sometimiento real del congreso de Coahuila al Poder Ejecutivo; si partimos de la no existencia de una Agenda Legislativa de aquel, la realidad es que lo formal, es decir, la ley, no garantiza una participación libre y autónoma de los diputados que tienen la responsabilidad de impulsar y aprobar el Sistema Estatal Anticorrupción en nuestro estado.
Estamos ante una importante coyuntura derivada de la presión del tiempo para cumplir con la ley, y de la presencia y actuación de la sociedad civil organizada en este proceso; como señalé en la colaboración del pasado 17 de marzo, la fecha fatal es el próximo 18 de julio, y cuando el retraso y la prisa se presentan en un congreso sometido, como es el caso del que tenemos en Coahuila, las prisas, o fueron consideradas deliberadamente para que a su amparo se impulsara un sistema a modo, o se generara la presión necesaria para que los designios e intereses del titular del Poder Ejecutivo se impusieran a los intereses de la sociedad toda en este esquema de combate a la corrupción, no de la simulación recurrente.
Por ello se considera necesario no perder de vista lo que el congreso, es decir, el presidente de la Junta de Gobierno, José María Fraustro quiera hacer para cumplir con la encomienda recibida. Amable lector, en PC 29 mantenemos el interés por impulsar la participación ciudadana en asuntos de interés público, y éste, el de involucrarnos en la creación del Sistema Estatal Anticorrupción de Coahuila, nos obliga a redoblar esfuerzos y vincularnos con conocimiento de causa en este proceso, y sólo lo podremos hacer si nos damos a la tarea de conocer - en principio- qué es el Congreso Local, cuál es la función, atribuciones y responsabilidades de los diputados, y cuál el rol que deben jugar las comisiones de ese congreso que tendrán responsabilidades en este proceso. Si de algo quedo convencida es de que, por su actuación histórica, en estos momentos bajo ninguna circunstancia debemos de dejar de acompañar este importante proceso; ahora más que nunca, los diputados ¡solos no!
EN EL CAJÓN
¿Queremos más muestras de la simulación y la falsedad del sistema de partidos que padecemos, que la realidad que de él reflejan los tristemente célebres tránsfugas Fernando Gutiérrez y Verónica Soto, por sólo citar los más recientes? Hablamos de Hetairas Políticos, claro.
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