Se solicita un estadista
En las clases de Filosofía impartidas por aquel insigne maestro, licenciado Salvador Vizcaíno, en el Tecnológico de La Laguna recordaba a sus alumnos, el principal concepto de la filosofía de Sócrates, “el hombre es bueno por naturaleza”.
Y si la bondad es natural, ¿que es lo que hace que el hombre seleccione el mal y provoque daños a la sociedad?
Se ha tratado de explicar por religiones y también por psicólogos, como algo que existe en la personalidad que inclina a la perversidad moldeada por el medio, la familia o la educación en política.
Grandes pensadores lo explicaban como una lucha de clases entre la sociedad y que el antagonismo de los intereses, la manera en que se relacionan, determinan a un régimen político y por consiguiente la elección del gobierno.
Por el comportamiento de los políticos, se aprecia que el acceso al poder se ve como una conquista, significando el derecho del más fuerte a dominar al más débil para las clases privilegiadas, para gobernar la explotación del trabajo de las masas y asegurar la misma.
Otros ven al gobierno como el estado que significa dominio y cualquier dominio significa el sometimiento de las masas.
En otros países mas desarrollados ha sido de gran estudio la calidad de vida de los ciudadanos, relacionándola con la salud, seguridad, empleo, justicia, recreación, alimentación, y se mide con parámetros, con la finalidad de, a su vez, determinar la calidad de las acciones de gobierno, las cuales aumentan la calidad de vida de los ciudadanos, por supuesto.
Al cobrar sentido la dirección de la sociedad como principal eje de desarrollo, tendríamos la formación de habilidades, que resultaría en mejores empleos y por ende en mejor nivel de vida y en la generación de un menor índice de conflictos en la sociedad.
En una sociedad diseñada para competir, pero con solidaridad e incluyente sobre todo, impulsada mediante méritos y aplicación de leyes, tendremos un avance real de calidad de vida medible y de mejora continua.
Aunque las comparaciones son odiosas, China ha disminuido la pobreza de sus habitantes con reformas de alto impacto en las políticas públicas y leyes contundentes sin miedo a la pena de muerte, por traición a la patria.
Si los partidos se ponen de acuerdo en el plan de desarrollo para -repito- mejorar el nivel de vida de la población, eliminaríamos el desgastante discurso de la deshonestidad y difamación de políticos, y éstos serán exhibidos como burócratas sin proyecto, o progresistas que han entendido la tarea.
Cada ciudadano es defensor de su patria y su participación es decisiva en el desarrollo de nuestro México, antes de que se convierta en tierra de emigrantes, ¿o ya lo es?
José Víctor Reyes Fernández,
Comarca Lagunera.
