La pintura mostraba un trigal color de oro que parecía ondear movido por el viento bajo un cielo esplendorosamente azul. Unos cuervos en vuelo semejaban puntos de admiración en el pasaje.
Añadió el hombre con desdén:
-La naturaleza no es así.
Dijo el artista:
-Así es cuando se le conoce bien. Lo que pasa, señor, es que la naturaleza no se desnuda ante cualquiera.
Nadie sabe quién era el amargo crítico que descalificó, arrogante aquella obra.
Todos, en cambio conocemos el nombre del pintor que la hizo.
Se llama Vincent van Gogh.
¡Hasta mañana!...