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Saque de Banda

RENÉ DE LA TORRE

"¡Cállese! Aquí en la cancha yo soy su papi", les decía el árbitro Sergio Silva a los jugadores cuando alguno le empezaba a reclamar luego de una marcación apretada a mediados de la década pasada.

Los silbantes son una parte fundamental del futbol. También sufren, también disfrutan, celebran, se sienten orgullosos ante los elogios y se enojan con las críticas.

Si ustedes creen que los árbitros son personajes imparciales seguro también deben creer que el teleférico que adornará nuestra ciudad será un exitazo. Esto quedó de manifiesto luego de que la jornada anterior se suspendiera después de que los nazarenos iniciaran una huelga por los infames castigos a Pablo Aguilar y Enrique Triverio luego de que estos últimos agredieran a un par de silbantes.

Aunque sí es la primera vez que los colegiados alzan la voz para exigir respeto, no es la primera ocasión en que se ven envueltos en temas polémicos dentro del campo. Basta recordar que hace algunos años se ventiló que los jueces tenían una línea contra Matías Vuoso y Humberto Suazo debido a sus constantes clavados dentro del área. Incluso varias veces hicieron quedar mal a Francisco Chacón, quien cayó redondito ante las simulaciones y determinó penalties erróneamente.

Otro que se vio inmiscuido en el más reciente problema arbitral fue el directivo del América Ricardo Peláez. Pero no es la primera ocasión en que este personaje tiene disgustos con los colegiados. Basta recordar que en su época de jugador, se le ocurrió criticar públicamente a León Padró Borja por una decisión errónea que terminó influyendo en el marcador. Al siguiente partido que le pitó ni siquiera terminó el partido. Peláez volvió a darle con todo al árbitro ante la prensa y cuando se volvieron a topar en un partido, el delantero ni siquiera llegó al medio tiempo.

Padró Borja se enojó tanto que cada que podía le marcaba fueras de lugar, le anulaba goles y hasta dejaba que le repartieran leña sabroso. Todo hasta que el delantero estallaba y se terminaba yendo expulsado otra vez. La bronca terminó cuando el hoy directivo azulcrema bajó al vestidor de los árbitros y le ofreció una disculpa. Asunto arreglado.

Pero sin duda alguna, el árbitro más pintoresco que ha dado el futbol mexicano, es Bonifacio Núñez. El Boni formaba parte del espectáculo e incluso permitía que los jugadores se desquitaran con leñazos siempre y cuando le pidieran permiso. Ahora es comentarista arbitral en televisión y dentro de sus anécdotas ha contado que en una ocasión, en la década de los 90, el entonces jugador de Tigres Mario Hernández lo estuvo hostigando con reclamos y más reclamos durante todo el encuentro cuando los felinos visitaban a las Chivas.

En una jugada, le cayó una pelota sólo para empujarlo al fondo de la red y Hernández la voló. El Boni se apresuró a acercarse al futbolista sólo para desquitarse "¡Esas hasta yo las meto! ¡Tronco! ¡Vividor!". Hernández se quejó públicamente y Núñez estuvo suspendido un buen tiempo.

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