Seamos más emocionales y menos máquinas
De manera voluntaria y con toda la conciencia he estado observando las respuestas y necesidades proyectadas en las relaciones que se establecen entre los seres humanos.
Existe una clara convicción de encontrar respuestas sobre los procesos para conocerlos y trascenderlos.
Encuentro que cuando entramos en estado de júbilo, benevolencia y gozo, éstos traen como consecuencia una necesidad constante de comunicación e invasión de mensajes y búsqueda de conversaciones y respuestas.
Sin embargo, hay puntos de quiebre que se vinculan con la falta de sincronía en estas necesidades y proyecciones desde cada una de las personas involucradas en las relaciones.
En ocasiones, tanto es el júbilo que se pierde la concentración, atención y contacto incluso consigo mismos y que decir con los aspectos de operación y funcionalidad de las personas, en contextos laborales, familiares y sociales.
De manera recurrente se busca contacto con la o las personas, llámese: amigo, madre, esposo, hijo, novio, amante, etcétera, y en este momento existe un punto de apalancamiento que permite atender la necesidad proyectada en segundos: las redes sociales.
Este medio, por excelencia útil para mantenerte conectado con el mundo de los no presentes, te apoya a mantenerte ausente viviendo en un tiempo y espacio virtual e irreal, entre el pasado y el futuro, pero alejado totalmente del presente.
Es aquí que nos encontramos en una terrible disyuntiva ya que por un lado, se mantiene comunicación constante con los amigos o relaciones virtuales y por otro se presentan claras deficiencias para las relaciones con las personas que se encuentran en la realidad, en la tercera dimensión.
Cuando las conexiones no aparecen o suceden en la sincronía esperada, llega una desilusión temible, y se puede observar como se transita del júbilo a la desilusión, del amor a la decepción, del gozo a la apatía.
Ante tantas discrepancias en las relaciones interpersonales, debemos plantearnos la posibilidad de buscar conectarse con estados y relaciones que partan de la comunicación en el presente, invitándonos así a generar espacios de encuentros humanos, de visitas inesperadas, de sincronía con el cuerpo, la mente y la emoción, definitivamente, urge regresar a la vida en el presente y dejar el tiempo muerto del pasado y el futuro al que nos invitan las relaciones cibernéticas.
Regresemos a lo personal, seamos más emocionales y menos máquinas transitemos en el amor.
Lily de Haro,
Comarca Lagunera.