Me preguntó Marcelo que cómo vi la remontada del Barcelona el miércoles, a lo que respondí con indignación y repudio inmediato (ante el asombro de mi joven amigo). Discúlpame, Marcelo, pero no puedo mentirte; el arbitraje empañó lo que pudo ser el regreso más impresionante en años en una Champions League.
Pero no es de eso de lo que vengo a hablar, sino de lo que todos hablan: el paro en la Liga MX como consecuencia de la ausencia de árbitros.
Resulta que los que ahora extrañamos suelen ser los que más mentadas reciben en los partidos de futbol. Los que nadie quiere, los que nunca quedan bien con nadie; como si nosotros quisiéramos complacer en todo a una dama.
Tras negarse a salir a pitar en el puerto de Veracruz en el arranque de la jornada 10, pareciera que se han convertido en héroes, en verdaderos redentores de una liga que no cede en imprecisiones, pero sí en los intereses monetarios de unos cuantos.
¿Qué fue lo que hizo que ahora a todos (o casi) nos caigan bien estos simpáticos personajes?
La rebeldía.
Los silbantes, con o sin argumentos, mostraron unión y decisión. Antes, le advirtieron a los dirigentes del futbol mexicano que no estarían dispuestos a tolerar que siguieran pasando por encima de ellos y la Liga no quiso escuchar.
Así que los nazarenos tomaron la Liga MX. La hicieron suya. Ganaron simpatías y ahora dejarán en ridículo a los de pantalón largo.
Hoy, deberán anunciar que el balón seguirá rodando; detenerlo es frenar un negocio en el que nadie está dispuesto a perder. En el que todos son necesarios y en el que, pese a todo, lo sigue sosteniendo el aficionado.
El futbol es una necesidad creada a la que con gusto accedemos los simples mortales en busca de celebrar algo, de sentirnos ganadores de algo, pero por favor, no la ching...
Y no, Barcelona no hubiera logrado esa remontada si se hubiera enfrentado a un equipo de verdad, incluso el mismo París.
¿Le seguimos? @Foko_54.
PD. Feliz día, Ángela. Verás que los años pasan, pero la vida sigue. Disfruta.
