La FMF, según lo comentan ellos mismos, están dentro de una cruzada colectiva, tratando de izar la bandera del futbol mexicano en el camino de un buen espectáculo, un gran negocio y una organización modelo pero la tropilla de Buendía, tan semejantes a su líder realiza actividades que no van con la modernidad, la celeridad y el buen juicio, es un grupo aburrido, impreciso y demasiado previsible.
Aunque el olvido es una forma de violencia, está claro que aplazar los juicios y consecuencias del escándalo en Veracruz, fue una estrategia trazada a conveniencia de todos los interesados, puesto que existe una cofradía de presidentes y dueños que buscan una protección colectiva en cuanto alguno de los socios resbale o su vida le incluya problemas graves y además están los patrocinadores comerciales y las televisoras, que también participan en los senderos económicos y defienden su posición con uñas y dientes.
Mientras los fans no retiran el dedo del gatillo, los jueces dictaminan sanciones que van más allá de lo ridículo y donde ahora uno debe creer que solamente cuando haya muertos y heridos, los resultados serán otros. El mismo Ferreti se ríe en Monterrey, "se ve mejor el partido desde arriba que en la banca" dice respecto de estar castigado, lo que implica no tan sólo una burla sino un despiste de su propia moral y ética, si es que tiene alguna, porque jamás acepta que incurrió en actitudes que no pueden enorgullecer a nadie.
En aras del gran negocio, la FMF ha rendido y prostituido la estricta disciplina, "para darle fluidez al espectáculo", por ello los árbitros aleccionados no amonestan ni expulsan a jugadores que viven del reclamo y se especializan en ser asesores de los silbantes y son tolerados más allá de la raya, se ha permitido que doscientos extranjeros saturen el medio, cuando un gran porcentaje de ellos no tienen condiciones superiores que muchos valores nacionales (preguntar por Cuero y Armenteros en Santos, que tiene foráneos hasta en la oficina) con ello también muchos medios colaboran solapando lo que está claro, es irregular. Son parte del mismo círculo.
El deporte, ha perdido ante la embestida de la máquina del dinero, porque el futbol se ha convertido en eso y es sacrificado todo cuanto se necesario en aras de la ganancia económica, de la producción comercial que deje los dividendos apetecidos. Los extranjeros están por todos lados e influyen cada vez más en el manejo total del monstruo. Los fans, sólo somos observadores, antes pertenecíamos con imaginación a la creación de almacenes de ideas e iliusiones. Hoy, sólo somos aficionados fantasmas.
