El 23 de febrero de 2017 es una fecha triste para el futbol; una pequeña parte de él murió en manos de la insaciable sed de poder.
Habría que conocer el entorno del actual campeón de Inglaterra para saber lo que motivó el despido de Claudio Ranieri, el hombre que le dio su primer título de Liga al Leicester City, un club que sólo peleaba por no descender.
Habría que conocer de primera mano si los jugadores dejaron de creer en él.
Ranieri dejó al club a un punto de la zona de descenso y con una desventaja 2-1 en octavos de final de Champions, ante Sevilla, pero vayamos a la realidad, Leicester no se convirtió en un gigante del futbol mundial por ganar una temporada en Inglaterra.
Sin embargo, con el estatus de campeón inglés, las prioridades cambiaron en los dueños tailandeses del equipo, quienes a simple vista muestran desconocimiento de futbol (cualquier parecido con una realidad cercana, ya saben, mera coincidencia).
Porque el título de la Premier no hizo al Leicester millonario de la noche a la mañana. No es Chelsea ni Manchester City; su nómina sigue lejos del Arsenal o el Manchester United. Sigue siendo un equipo que aspira a no descender, ahora con la actividad extra de la Liga de Campeones.
Y en Champions, no está eliminado. Tiene un gol de visitante que lo pone a un 1-0 de avanzar.
Pero así es el futbol, muere a cada instante, movido por intereses mundanos. Dólares.
El título en Leicester debió brindarle al italiano al menos una temporada de inmunidad.
José Mourinho, técnico del United, escribió las iniciales "CR" en su camiseta en "homenaje a alguien que escribió la historia más linda en la historia de la Liga Premier".
"Cuando me despidieron el año pasado, siendo campeón, pensé que era algo inmensamente negativo", dijo Mourinho. "Ahora entiendo que no fue nada comparado con lo que le pasó a Claudio".
Así, muere el futbol.
Síganme los buenos... y las buenas: @Foko_54.
PD. ¡Qué mal se ve Djaniny callando a la afición que llena el Corona en el festejo de su gol!
