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Al Larguero

EL DILUVIO QUE VIENE

ALEJANDRO TOVAR

A la memoria del Lic. Gerardo Castillo, fan santista

La moda actual es culpar de todo a Mr. Trump, como salida fácil y hasta irónica, pues para muchos viene a ser el causante de un pobre espacio para la ilusión en el tiempo presente y menos margen aún, para el futuro inmediato. La realidad es que los mexicanos estamos obligados a invocar la vieja sabiduría de los mitos, sin renunciar del todo a la razón y doblar nuestro esfuerzo, cada cual en lo suyo, con actitud de finura, trepados en corceles misteriosos, de esos cuyos jinetes pueden mirar en la oscuridad, a través de la niebla.

El admirado Gandhi decía que la felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, están en armonía. A partir de la expresión uno descubre que en las bagatelas y cuando está desprevenido es cuando el hombre pone mejor de manifiesto su carácter y de inmediato el caso se relaciona, fuera del efecto Trump, con los incidentes del viernes anterior en Veracruz, con imágenes que dan vuelta al mundo y que nos exhiben como desequilibrados, renuentes al curso de un juego, porque el futbol es un juego, no un duelo donde vayan de por medio la patria, el honor, la dignidad. Pero está visto que las pasiones están encendidas, que basta sólo un chispazo que encienda la llama y ponga todas las alarmas en rojo, porque ahora mismo no cabe la inmovilización.

Los medios antes del "iluminismo" que existe hoy, donde todos se sienten con autoridad de sancionar, sólo miden el tamaño del problema y emiten opiniones que confunden, sólo comentaban que se trataba de "algunos desadaptados" pero el caso actual es bien distinto, porque las cámaras marcan la presencia de centenares moviéndose en actitud retadora y decenas con vocación ofensiva donde cualquiera calcula que aquello pudo terminar en una verdadera tragedia, aunque hoy los involucrados quieren minimizar.

Pasada la batalla, todos se reparten las culpas o las desechan, cuando todos sabemos que los regios con sus barras de guerra, suelen pasarse por encima muchas de las reglas elementales cuando visitan y el local herido, que no es justificación, desató el combate. ¿Quién comenzó el zafarrancho? Nadie lo confiesa, solamente hay voces de inocencia en los amarillos con Ferreti como un nuevo estandarte de héroe que sacrificaba su propia integridad, dicen, por defender a los suyos en tribuna, con gestos cinematográficos. Y los rojos igual, nadie es culpable, iluminados por sus líderes como el presidente Kuri con su técnico Reinoso, ambos con historias varias donde no siempre abunda lo positivo.

Independientemente de la investigación y las sanciones, que deben ser ejemplares, tal vez haya necesidad de asomarnos un poco hacia los rincones que pocos miran, esos donde están la educación del pueblo, que ahora se ven olvidados. Esos donde con ojos subyugados de curiosidad nos indiquen lo que nadie quiere reconocer, el que éste es un reflejo del México actual, un gesto equivocado, porque es violento, pero un acto que nos indica que dentro de cada uno de nosotros los mexicanos, hay demonios sueltos.

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